Capítulo 165: Secularización II

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A mediados del siglo XIX, la iglesia de México no vendía indulgencias, pero no se podía decir que fuera completamente íntegra.

Como grandes terratenientes, poseían vastas tierras y explotaban a numerosos peones como si fueran siervos. Muchos sacerdotes llevaban una vida de lujo.

Los ciudadanos del Imperio Mexicano no ignoraban esto. Los trabajadores de treinta y tantos años, que ahora pertenecen a varias empresas, habían trabajado en fincas en su juventud. Muchos de ellos habían trabajado en tierras pertenecientes a la iglesia.

Estas eran cosas que, si no se mencionaban, se dejaban pasar en silencio, pero ahora ya no era posible hacerlo.

A finales de enero, cuando los sacerdotes de todo el país se oponían vehementemente a la ley de secularización, aparecieron carteles en la Ciudad de México.

Un hombre llamado Mateo Salazar, quien se identificó como el autor, colgó los carteles en varias partes de la ciudad para que mucha gente los viera.

"¿No es un poco peligroso esto? Está criticando abiertamente a toda la iglesia de México."

"Mmm... Aun así, no parece que esté diciendo nada incorrecto."

El manifiesto de 21 puntos de Mateo Salazar, inspirado en las 95 tesis de Martín Lutero, aunque tenía menos puntos, era mucho más directo y crítico.

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Basado en el amor por la verdad y el deseo de reformar la iglesia, el profesor titular de la Facultad de Humanidades de la Universidad Imperial de Morelia y partidario del movimiento de secularización, Mateo Salazar, desea discutir las siguientes preocupaciones presentadas en este escrito.

Si no es posible reunirse para discutir en persona, se ruega participar en el debate a través de cartas. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, amén.

La libertad religiosa significa la libertad de elegir y practicar la fe individualmente, no la libertad para que la iglesia interfiera en los asuntos del estado. La verdadera libertad religiosa puede garantizarse en un estado secular.

Es cierto que la tradición de la iglesia ha tenido un impacto positivo en la sociedad, pero esa función debe limitarse al ámbito espiritual. La iglesia aliada con el poder secular perderá su autoridad moral y la confianza de los fieles.

La nacionalización de los bienes de la iglesia tiene como fin utilizarlos para el bien público, tal como fue originalmente previsto. La actual situación, en la que los sacerdotes corruptos usan esos bienes como si fueran propiedad personal, es la que resulta injusta.

Aunque se reconoce la función de la iglesia en los servicios sociales, esto no justifica sus privilegios. El gobierno secular puede perfectamente asumir ese rol.

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¿Es apropiado que los sacerdotes vivan una vida lujosa en mansiones con numerosos sirvientes? ¿Acaso esto concuerda con las enseñanzas de Jesucristo? Él estuvo con los pobres y enseñó a valorar el alma sobre los bienes materiales.

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La iglesia católica de México posee haciendas más vastas que todas las haciendas de los grandes terratenientes juntas, y a través de préstamos a altos intereses está forzando a muchos peones a trabajar en sus tierras. Esto demuestra que la iglesia está actuando como terrateniente, lo cual está muy lejos de ser una comunidad espiritual.

En muchas diócesis de México, ha surgido una competencia material y luchas facciosas por los puestos de obispo. ¿No es acaso este cargo espiritual un puesto para obtener honor y privilegios?

Me convertí en el príncipe heredero del Imperio Mexicano - Volumen IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora