Me convertí en el príncipe heredero del Imperio Mexicano - Volumen I

Capítulo 183: Dominio Absoluto del Pacifico IV

Apoyar a los pueblos indígenas para contrarrestar a otras naciones es una estrategia milenaria que el Reino Unido ha empleado repetidamente contra Estados Unidos. Esta táctica no se limita solo a los indígenas, sino que también incluye respaldar facciones internas descontentas o a naciones rivales, una práctica que casi todos los países han utilizado o sufrido en algún momento.

'En este aspecto, el Reino Unido lidera la aplicación de esta estrategia.' China también ha recurrido a este método sin reservas, pero, a nivel global, no alcanza la escala del Reino Unido.

"Hmm, aunque era de esperarse, no está resultando tan bien como había previsto."

Una cálida brisa primaveral entraba por la ventana, pero el contenido del informe carecía de cualquier sensación acogedora.

"Aun así, considerando que dos de los equipos de exploración lograron establecer contacto, podríamos considerarlo un éxito, ¿no cree?" comentó Diego.

Habíamos enviado un equipo de exploración a Nueva Zelanda y tres a Australia. El problema era que uno de los equipos en Australia había perdido contacto con la flota del Pacífico.

El plan inicial era mantener una comunicación constante, pero la ausencia de noticias era una señal preocupante.

"Ah, estos valiosos recursos humanos..."

Diego inclinó la cabeza con pesar mientras yo suspiraba.

"...es cierto. Incluso había estudiantes de doctorado y graduados de la academia militar entre ellos."

Los miembros de los equipos de exploración eran jóvenes prometedores, futuros líderes del Imperio. Preocuparnos por su seguridad era natural, aunque también entendíamos que ciertas operaciones arriesgadas eran esenciales para los intereses del Imperio.

Sobre el mapa en el escritorio, las rutas previstas de los equipos de exploración estaban marcadas en rojo. Una de esas líneas estaba interrumpida. Tras un suspiro, propuse:

"Ministro, es posible que sigan con vida. ¿Qué le parece enviar una unidad de rescate?"

Me dirigí al ministro de Asuntos Exteriores. Este proyecto se estaba ejecutando en colaboración con el Ministerio de Defensa.

"Es arriesgado. Los equipos de exploración están formados por expertos, por lo que es poco probable que se hayan extraviado. Debemos asumir que enfrentaron un conflicto con alguna fuerza local, ya sean indígenas o británicos. Si la unidad de rescate recurre a la fuerza, toda la misión podría fracasar."

No estaba equivocado.

Para empezar, no teníamos certeza de que estuvieran vivos. Y si lo estaban, atacar a los indígenas, con quienes deberíamos forjar alianzas, arruinaría toda la operación. Si se trataba de los británicos, las consecuencias serían aún peores.

Australia no es una isla remota del Pacífico; es una colonia con medio millón de habitantes. Si nuestro equipo de rescate tuviera un enfrentamiento con ellos, la noticia llegaría al Reino Unido, lo que provocaría un desastre diplomático.

Aun así, no podíamos abandonar al equipo de exploración. Me llevé la mano a la frente, sumido en un profundo análisis, buscando soluciones en la incertidumbre.

'¿Habrá sido demasiado arriesgado?'

No era que los resultados fueran nulos. De los cuatro equipos enviados, tres habían cumplido su cometido, ¿no?

"Por ahora, con tan poca información, propongo que primero enviemos una unidad de reconocimiento. Dado que la zona de desembarco podría ser peligrosa, debemos enviar agentes especializados en ocultación y reconocimiento."