𝘌𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘖𝘭𝘢𝘴 𝘺 𝘊𝘰𝘳𝘢𝘻𝘰𝘯𝘦𝘴 ||
Ava Gibson, una joven sumamente apasionada por el surf y las olas junto su "casi algo", Marlon, que se encuentra sumamente extraño.
Pero eso cambiará, parece que un nuevo surfista roba su corazón.
Cuand...
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ᵖᵒᵛᴮᵃˣᵗᵉʳ
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Había sido un error. Todo lo que dije, todo lo que hice, sentí que lo arruiné de la peor forma posible. Mis palabras, esas malditas palabras, habían salido tan torpes que ahora resonaban en mi cabeza como una condena: "No quiero hacerte daño."
Me apoyé contra una de las rocas cerca de la orilla, clavando la vista en el horizonte mientras intentaba calmar el revoltijo en mi pecho. ¿Por qué no fui más claro? ¿Por qué no pude decirle lo que realmente siento? Porque tenía miedo. Porque lo único que sé es que, si alguien merece más de lo que yo puedo ofrecer, es Ava.
La manera en que me miró antes de irse, con los ojos llenos de una mezcla de confusión, dolor y decepción, me persiguió. No era esa la imagen que quería grabar en mi mente cuando pensara en ella, pero ahora parecía inevitable. La conocí como alguien fuerte, reservada, pero en esos momentos la había visto rota, y era mi culpa.
Suspiré, pasándome una mano por el cabello con frustración. ¿Por qué no puedo evitar complicar todo? Desde que la conocí, algo en ella desarmó todas mis defensas. Me hacía querer ser alguien mejor, alguien digno de estar a su lado, pero... ¿y si no puedo serlo? ¿Y si, al final, solo termino lastimándola más?
Pensé en sus labios, en cómo encajaron tan perfectamente con los míos ese día. En la forma en que reía, como si esa risa pudiera iluminar el lugar más oscuro. Y ahora yo había apagado esa luz. Todo porque soy un cobarde.
Le dije que no quería hacerle daño, pero, ¿cómo explicarle que lo que realmente temía era perderla? ¿Que la idea de enamorarme completamente de ella me aterraba porque no sabía si podía corresponderle de la forma que ella necesitaba?
El viento salado me golpeaba el rostro, pero no era suficiente para sacarme de este laberinto de pensamientos. Sabía que debía dejarla ir, que era lo mejor para ella. Pero también sabía que no podía alejarme. ¿Cómo lo haría, cuando todo en mí parecía estar atado a ella?
"Todo sería más fácil si no la hubiera conocido", me dije, pero el pensamiento era tan falso que dolió. Conocer a Ava fue como encontrar algo que no sabía que necesitaba. Algo que me dio miedo sostener porque, si lo rompía, sabía que no había vuelta atrás.
Intenté justificar mis palabras. Decirme que hice lo correcto al tratar de protegerla de mí mismo. Pero, en el fondo, sabía que no había sido suficiente. Había dejado que mis inseguridades hablaran, y ahora probablemente la había perdido.
Me hundí un poco más en el caos de mis propios pensamientos, el sonido del mar a lo lejos acompañándome como un eco constante. Pero, por más que lo intentara, no podía escapar de una sola verdad: no quería estar sin ella.
Y el problema era que ya no sabía si tenía derecho a pedirle otra oportunidad.
Ava era distinta, y lo supe desde el primer momento en que nuestras miradas se cruzaron. No era como las demás, esas chicas con las que podía bromear, coquetear y después dejar atrás sin mirar al pasado. Con Ava, todo era diferente. Desde el principio, ella desarmó todas mis máscaras.