𝐗𝐋𝐕𝐈𝐈

253 19 0
                                        

ᵖᵒᵛ ᴬᵛᵃ

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ᵖᵒᵛ ᴬᵛᵃ

⋆⁺₊⋆ ☀︎ ⋆⁺₊⋆

Estaba sentada en la orilla de la cama, mirando la ventana.
Afuera, el cielo se teñía de colores apagados: azul oscuro, nubes grises, un rastro de naranja que ya casi se desvanecía.

No quería pensar.
Pero tampoco podía dejar de hacerlo.

Me limpié la cara con la manga otra vez, como si pudiera borrar todo lo que sentía.
Como si esconderlo me hiciera fuerte.

Entonces escuché la puerta principal.
Las llaves, el ruido familiar de bolsas de supermercado y un suspiro cansado.

La voz de mamá:

—¿Chicos? ¿Todo bien?

No contesté.
Escuché a Ari decir algo desde la sala, y después, pasos acercándose.

Golpeó suave.

—¿Ava?

No dije nada.
Pero ella igual abrió.

Traía su bolso al hombro, el cabello un poco desordenado por el viento, y una expresión que mezclaba cansancio con algo más... ¿preocupación?

Me miró un segundo y luego cruzó el cuarto sin decir nada.
Se agachó un poco y me abrazó por detrás, envolviéndome con los brazos.

—Hola, mi amor —murmuró—. ¿Cómo estás?

El abrazo era cálido. Sincero.
Pero también era tarde.

Y yo... no sabía si creérmelo.

—Estoy bien —dije bajito, sin mucho ánimo.

Ella me acarició el brazo.

—Ari me dijo que saliste un rato... ¿estás segura de que estás bien?

Asentí. No podía ver su cara. Y en parte, lo agradecía.

Porque una parte de mí todavía esperaba que notara algo.
Que insistiera.
Que me mirara como a Ari, como a Honey.

No como si yo fuera la frágil.
La que se puede romper en cualquier momento.

—Me alegra que estés en casa —dijo—. Te extrañamos.

Y aunque sus palabras eran lindas... no dolían menos.

Porque muchas veces, cuando estaba mal, ella parecía alejarse.
O me hablaba con esa voz suave, casi con miedo.
Como si estuviera caminando sobre vidrio.

—Sí —susurré, apenas audible—. Yo también los extrañé.

Me soltó despacio, pero no del todo.

—¿Comiste algo? Puedo prepararte algo si querés.

—No tengo hambre ahora —respondí de inmediato.

𝘌𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘖𝘭𝘢𝘴 𝘺 𝘊𝘰𝘳𝘢𝘻𝘰𝘯𝘦𝘴 ||  Baxter RadicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora