𝘌𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘖𝘭𝘢𝘴 𝘺 𝘊𝘰𝘳𝘢𝘻𝘰𝘯𝘦𝘴 ||
Ava Gibson, una joven sumamente apasionada por el surf y las olas junto su "casi algo", Marlon, que se encuentra sumamente extraño.
Pero eso cambiará, parece que un nuevo surfista roba su corazón.
Cuand...
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ᵖᵒᵛᴬᵛᵃ
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El viento golpeaba mi rostro mientras caminaba de regreso hacia el gimnasio, aunque en realidad no tenía un rumbo claro. Las palabras de Summer seguían repitiéndose en mi cabeza, como un eco que no podía ignorar.
"¿Te gusta Baxter?"
No era una pregunta injusta. Yo misma ya lo había admitido —al menos a mí misma, a Poppy, a Ari y ahora a Summer—. Pero la forma en que ella lo dijo, como si estuviera analizando cada gesto, cada palabra mía, me hizo sentir vulnerable.
Summer siempre tenía esa habilidad: meterse bajo mi piel cuando menos lo esperaba. Nos conocíamos lo suficiente como para compartir ciertas cosas, pero no tanto como para que me sintiera completamente cómoda con ella sabiendo esto. Y aunque a veces chocábamos por tonterías, sabía que su intención nunca era hacerme daño.
Sin embargo, esta vez... algo en su tono me dejó inquieta.
Me detuve cerca de la entrada del gimnasio, apoyándome en la pared mientras veía a algunos de los chicos salir riendo y hablando en voz alta. Mi mirada se perdió entre ellos, buscándolo sin querer. ¿Estaría Baxter todavía aquí?
Me mordí el labio, tratando de apartar la idea. No tenía sentido seguir pensando en él. Summer había sembrado una duda que no sabía cómo manejar. "Solo ten cuidado, ¿sí?" Esa advertencia sonaba más a un juicio que a un consejo, y no podía evitar preguntarme si ella sabía algo que yo no.
¿Por qué tenía que decirlo así?
De pronto, una voz conocida me sacó de mis pensamientos.
—Ah, ahí estás.
Era Summer.
Me giré hacia ella, sintiendo una mezcla de incomodidad y algo parecido al alivio. Su rostro tenía esa expresión neutral que usaba cuando intentaba ocultar que le preocupaba algo.
—¿Qué haces aquí? —le pregunté, cruzándome de brazos.
Summer suspiró, mirándome como si buscara las palabras adecuadas.
—Quería... asegurarme de que estabas bien.
No supe qué responder. Por un lado, apreciaba el gesto. Por otro, no podía sacarme de la cabeza su tono de antes.
—Estoy bien —respondí finalmente, más a la defensiva de lo que pretendía.
Ella arqueó una ceja, como si no me creyera, pero no insistió. En cambio, se quedó a mi lado, ambas en silencio mientras el grupo de chicos se alejaba hacia la playa.
—No quería incomodarte antes —dijo de repente, con un tono más suave.
La miré de reojo. No era común que Summer se disculpara o mostrara vulnerabilidad.