𝘌𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘖𝘭𝘢𝘴 𝘺 𝘊𝘰𝘳𝘢𝘻𝘰𝘯𝘦𝘴 ||
Ava Gibson, una joven sumamente apasionada por el surf y las olas junto su "casi algo", Marlon, que se encuentra sumamente extraño.
Pero eso cambiará, parece que un nuevo surfista roba su corazón.
Cuand...
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El sol ya estaba alto cuando me senté a desayunar con Ari. Todo parecía normal en la cocina: el sonido del cuchillo de Ari cortando una manzana, el olor del café recién hecho, el ligero crujir de las olas rompiendo a lo lejos. Pero algo en mí sabía que este día sería diferente.
Tal vez era porque había soltado el secreto. Hablar con Ari la noche anterior me había quitado un peso enorme de encima, aunque las cosas ahora parecían entre nosotros un poco tensas. Él no lo decía abiertamente, pero podía sentir su incomodidad. De vez en cuando, me miraba como si intentara descifrar si realmente sabía lo que estaba haciendo con Baxter.
—¿Ya estás lista para irte?—preguntó, rompiendo el silencio.
—En un rato—respondí, mordiendo un pedazo de tostada.—Poppy viene a buscarme. Vamos a surfear con Bodhi.
Ari asintió, pero no dijo nada más. Yo sabía lo que estaba pensando: "¿Baxter estará allí?"
—No sé si Baxter irá—le dije de repente, porque sabía que esa pregunta estaba en su mente, aunque no la formulara.— Es temprano.
Ari dejó el cuchillo en el plato con un golpe sutil, pero no violento. —No lo pregunté.
—Lo sé, pero pensé que querrías saberlo.—dije. Pensé que las cosas estaban bien.. anoche me había apoyado..
—Lo único que quiero saber es si estás segura de lo que haces—dijo sin mirarme.— Y si él te va a tomar en serio.
—Ya tuvimos esta conversación, Ari.
—¿Y no me vas a convencer de que no me preocupe?
Negué con la cabeza, suspirando. —No. Pero tampoco quiero que esto se interponga entre nosotros. No estoy buscando problemas, solo... tratando de entender lo que siento.
No respondió. En su lugar, se levantó con el plato en la mano y lo dejó en el fregadero. Ari siempre había sido así: protector, pero sin presionarme demasiado. Solo que esta vez, sentía que su silencio pesaba más.
Cuando Poppy llegó, me sentí aliviada de salir de casa. Ella estaba como siempre: energía pura y desbordante. — ¡Vamos, Ava! Bodhi ya está en la playa, y Summer dijo que también se uniría. ¿Tienes todo?
—Sí, lista—le dije, tomando mi tabla de surf y siguiendo su entusiasmo hasta el auto.
La playa estaba tranquila pero llena de vida al mismo tiempo. El cielo era de un azul brillante, y las olas rompían suavemente, perfectas para un día de surf. Vi a Bodhi más adelante, ajustando su tabla, y a Summer, sentada en la arena, con su típico estilo relajado.
—¡Ava!—gritó Bodhi, saludándome con una sonrisa amplia. Siempre había algo reconfortante en su energía, como si nunca hubiera un problema en el mundo que no pudiera solucionarse con una ola perfecta.
