𝐋𝐈𝐈

327 16 2
                                        

ᵖᵒᵛ ᴬᵛᵃ

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ᵖᵒᵛ ᴬᵛᵃ

⋆⁺₊⋆ ☀︎ ⋆⁺₊⋆

La noche había avanzado, y yo seguía arrodillada en la orilla, sintiendo cómo el frío de la arena calaba hasta los huesos. Cada ola que rompía era un susurro que parecía querer arrancarme un poco más de lo que ya me dolía el alma. La luna, brillante y silenciosa, parecía observarme sin juzgar, siendo testigo muda de mi fragilidad.

Pasó casi una hora, pero para mí, el tiempo se había detenido. Finalmente, decidí levantarme. El cuerpo me pesaba, como si cada paso fuera un esfuerzo titánico. Caminé lentamente hacia las carpas, evitando levantar la mirada, manteniendo los ojos fijos en el suelo, en cualquier cosa menos en lo que me esperaba.

Cada paso me costaba más que el anterior. La arena se pegaba a mis pies, recordándome lo real de todo lo que estaba viviendo. No quería enfrentar nada ni a nadie. Ni siquiera quería enfrentarme a mí misma.

Cuando llegué a la carpa que compartía con Summer, sentí un vacío que no supe describir. Me detuve un instante, respirando hondo, intentando reunir fuerzas para entrar, para fingir que todo estaba bien, para ser la de siempre.

La noche había bajado ya con calma, el mar brillaba bajo la luz de la luna y la arena se sentía fría pero cómoda bajo mis pies. Caminé hacia la carpa, con el corazón todavía latiendo fuerte por todo lo que habíamos vivido ese día. Pero ahí estaba él, Baxter, apoyado contra la lona, sosteniendo la tabla que habíamos terminado juntos. Esa tabla que, de alguna forma, nos unía en medio del caos.

Cuando me vio, su rostro se iluminó con una sonrisa sincera y me hizo sentir un poco menos sola en todo esto.

—Hey —me dijo, acercándose un paso—. ¿Estás bien? Te vi algo apagada hoy.

Sonreí, un poco tímida, pero con ganas de sentirme normal, de volver a ser yo.

—Sí, sólo estoy cansada —le respondí—. Ha sido un día largo.

Él me ofreció la tabla.

—¿Vamos a dar una vuelta? Una caminata por la playa, sin tabla, sin competencia. Sólo vos y yo, y el mar.

Sentí que eso era justo lo que necesitaba. Asentí y tomé la tabla con una mano, mientras con la otra le tomaba la suya.

Empezamos a caminar juntos por la orilla, la arena mojada fría bajo nuestros pies, y el sonido de las olas era como música que nos envolvía. No hablamos mucho al principio, pero no hacía falta. A veces, la presencia de alguien es suficiente.

De repente, Baxter soltó una carcajada suave y miró hacia arriba, donde algunas estrellas parpadeaban.

—¿Sabés qué? —dijo—. Nunca pensé que hacer una tabla juntos podría ser lo más tranquilo que he tenido en todo este tiempo.

𝘌𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘖𝘭𝘢𝘴 𝘺 𝘊𝘰𝘳𝘢𝘻𝘰𝘯𝘦𝘴 ||  Baxter RadicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora