𝘌𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘖𝘭𝘢𝘴 𝘺 𝘊𝘰𝘳𝘢𝘻𝘰𝘯𝘦𝘴 ||
Ava Gibson, una joven sumamente apasionada por el surf y las olas junto su "casi algo", Marlon, que se encuentra sumamente extraño.
Pero eso cambiará, parece que un nuevo surfista roba su corazón.
Cuand...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
ᵖᵒᵛᴬᵛᵃ ⋆⁺₊⋆ ☀︎ ⋆⁺₊⋆
Paso ya un día de lo sucedido. Me encontraba en la mesa desayunando. Vi a Ari que se levantó y dije:
— ¿Como esta Wren..?—
Ari levantó la vista del teléfono y me miró por un momento antes de responder, como si estuviera un poco sorprendido por mi pregunta. No era común que yo empezara una conversación tan espontáneamente, pero al menos estaba intentando acercarme un poco más a él, como solía hacer antes.
—Wren está mejor, su tobillo aún le duele, pero está tomando el día con calma. No se lo esperaba, la verdad. —añadió, encogiéndose de hombros mientras se sentaba a la mesa.
Yo asentí, sintiendo una mezcla de preocupación y culpabilidad. No sabía si debía sentirme mal por lo que pasó con el salto en la cama elástica, o si la culpa recaía más en Summer por retarla de esa manera. Pero al final, sabía que Wren no estaba tan herida, aunque su dolor debía ser incómodo.
Papá, que estaba sirviendo mi bebida, me miró y dijo con su tono tranquilo:
—No te preocupes demasiado por Wren, Ava. Las cosas pasan, y ella es fuerte.
Asentí y sonreí levemente. A pesar de todo lo que había pasado la noche anterior, mi familia estaba tan... tranquila. Quizá era solo una forma de esconder la incomodidad del caos que había dejado atrás el fuego. Pensé en Baxter, en lo que había sucedido con él, y cómo me sentía después de anoche, pero no quería hablar de eso con ellos.
—¿Tú cómo estás, Ava? —me preguntó Ari con una expresión de curiosidad, mirando de cerca como me acomodaba en la mesa.
Era raro que Ari me hiciera esa pregunta. Lo miré, pensando que no tenía ganas de hablar sobre lo que realmente sentía, pero al mismo tiempo, algo me hizo querer abrirme un poco.
—Estoy... bien. Solo un poco cansada, supongo. —respondí, intentando sonar casual, pero sentía una presión en el pecho que me costaba disimular.
Papá, que ya había servido las tostadas y las chocolatadas, se sentó junto a nosotros, comenzando su desayuno con tranquilidad. En ese momento, no sabía si quería hablar sobre la fiesta de anoche, o sobre Baxter, o sobre cualquier cosa que me había dejado sin palabras.
La conversación se mantuvo ligera mientras comíamos, pero mi mente seguía dando vueltas, atrapada en todo lo que había ocurrido y lo que podía pasar después.
Me quedé callada unos momentos hasta que tocaron la puerta. Miré confundida a papá, y él preguntó:
—¿Esperaban a alguien?
Ari y yo negamos lentamente con la cabeza mientras nos levantábamos. Seguimos a papá hasta la puerta. Cuando la abrió, nos encontramos con Summer y su mamá. Ambas parecían agotadas y nerviosas.
La mamá de Summer fue quien habló primero, claramente intentando mantener la calma:
—¿Tienen alguna habitación? Nos echaron.
Papá frunció el ceño, desconcertado.
—¿Qué pasó?
Summer bajó la mirada, mordiéndose el labio, mientras su mamá suspiraba profundamente antes de explicarlo:
—Fue un accidente. En la juntada de anoche, para que el grupo se uniera... una garrafa explotó.
Sentí que mi corazón se detenía por un momento.
—¿Explotó? —preguntó papá, completamente incrédulo.
La mamá de Summer asintió, apretando las manos con fuerza.
—El fuego... llegó hasta ahí. No pasó a mayores, pero el quincho quedó destruido.
Ari y yo intercambiamos una mirada de incredulidad. Summer no decía nada, pero por la forma en que se mantenía con los brazos cruzados y la cabeza baja, estaba claro que no quería estar ahí.
—¿Y por eso las echaron? —insistió papá, todavía tratando de asimilarlo.
—El dueño de la casa estaba furioso. Dijo que no quería volver a vernos después de lo que pasó. No tenemos a dónde ir por ahora.
Papá dejó escapar un largo suspiro, mirando a ambas mujeres con compasión.
—Bueno, no tenemos una habitación extra, pero podemos preparar algo en la sala por el momento.
La mamá de Summer asintió rápidamente, visiblemente aliviada.
—Gracias. No saben cuánto lo agradecemos.
Summer levantó la vista por fin, y sus ojos se encontraron con los míos. Había una mezcla de emociones en su mirada: orgullo herido, frustración y algo que parecía... miedo.
Mientras papá las hacía pasar, Ari me miró de reojo, como esperando que dijera algo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.