𝘌𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘖𝘭𝘢𝘴 𝘺 𝘊𝘰𝘳𝘢𝘻𝘰𝘯𝘦𝘴 ||
Ava Gibson, una joven sumamente apasionada por el surf y las olas junto su "casi algo", Marlon, que se encuentra sumamente extraño.
Pero eso cambiará, parece que un nuevo surfista roba su corazón.
Cuand...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
ᵖᵒᵛᴬᵛᵃ
⋆⁺₊⋆ ☀︎ ⋆⁺₊⋆
Lo recordaba todo. Cómo me sentí al alejarme de Baxter, con el corazón apretado, sintiendo que la vida me arrastraba nuevamente hacia un ciclo doloroso que había creído ya superado. La ansiedad había comenzado a tomar el control, ahogándome con su peso. La verdad, las palabras que había creído escuchar de Baxter seguían dando vueltas en mi cabeza, pero era la incertidumbre lo que más me costaba. ¿Por qué me había dejado creer en algo tan frágil?
Mis pasos, pesados y erráticos, reflejaban lo que sentía dentro. No podía entender cómo llegué allí. Pensé que esta vez sería diferente, que podría entregarme sin miedo, pero esa sensación de abandono ya estaba calando hondo en mí.
—Ava...—la voz de Ari me rompió la concentración. Le sentí más cerca que nunca, sus pasos firmes pero delicados. Le odiaba por saber que estaba en ese estado y, al mismo tiempo, le necesitaba más que nunca.
Lo miré, intentando ocultar lo que sentía. Solo quería desaparecer, no quería que él me viera en ese estado. Pero sus ojos no me juzgaron. Al contrario, me sostuvieron con la fuerza tranquila que me transmitía. Todo lo que sentía se desbordó en un sollozo mudo, como si finalmente pudiera derrumbarme.
Él no presionó. No hubo palabras duras, no me instó a ser más fuerte. Simplemente me permitió ser yo, con toda la fragilidad que me costaba aceptar.
—Respira, Ava, solo respira conmigo—dijo, como si la calma fuera una promesa que me ofrecía, aunque sabía que el caos seguía en mi pecho.
Cerré los ojos y traté de seguir su ritmo. El mundo exterior parecía desvanecerse, las olas del mar y las voces lejanas se disolvían mientras intentaba encontrar algo de paz en su presencia. Pero las preguntas seguían martillando mi mente.
¿Por qué le dejé entrar? ¿Por qué me costó tanto poner barreras después de Marlon? Todo lo que pensé que sentía por él ahora parecía frágil, como cristal a punto de romperse.
Ari, con su mano firme en la mía, me dio un ancla en medio de la tormenta. Pero la tormenta aún estaba ahí, rugiendo con fuerza, desbordando las fronteras de mi mente y mi corazón.
—No tienes que enfrentar esto sola—me susurró, con tanta verdad en sus palabras que me hicieron sentir más vulnerable aún. Como si, de alguna manera, él fuera la única persona que realmente entendía lo que era sentirse tan rota y tan perdida al mismo tiempo.
A pesar de todo, había algo reconfortante en su cercanía, algo que me decía que podía, de alguna forma, comenzar a reconstruir lo que se había roto.
Pero me costaba. Porque el dolor seguía, sin querer ceder.
No quería mostrarme tan vulnerable frente a Ari. Sabía que él lo notaba, lo sentía. A pesar de todo, me esforzaba por mantener las lágrimas bajo control, por no rendirme ante el dolor que me aplastaba. No quería que él viera cuán rota me sentía por dentro. A veces, me preguntaba si él también se sentía atrapado por mi fragilidad, por todo lo que había tenido que soportar, aunque siempre me ofreciera su apoyo incondicional.