𝘌𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘖𝘭𝘢𝘴 𝘺 𝘊𝘰𝘳𝘢𝘻𝘰𝘯𝘦𝘴 ||
Ava Gibson, una joven sumamente apasionada por el surf y las olas junto su "casi algo", Marlon, que se encuentra sumamente extraño.
Pero eso cambiará, parece que un nuevo surfista roba su corazón.
Cuand...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
ᵖᵒᵛᴬᵛᵃ ⋆⁺₊⋆ ☀︎ ⋆⁺₊⋆
No dijo nada. Solo me tomó la mano, y yo lo dejé.
Sus dedos eran cálidos. Firmes. Me miró como si todavía no entendiera cómo habíamos llegado hasta ahí, pero tampoco quería cuestionarlo.
Yo tampoco.
Me acerqué un poco más, despacio, sin saber exactamente por qué... pero sintiendo que lo necesitaba. Apoyé mi frente contra su pecho, cerrando los ojos. Su olor a sal, a resina, a él... me envolvió como un recuerdo antiguo. Como casa.
Y él me abrazó.
No fuerte, no como si quisiera poseerme... sino como si me cuidara. Como si supiera cuán rota me he sentido por dentro últimamente. Sentí que podía respirar un poco mejor. No pensé que algo tan simple como ese abrazo pudiera hacerme sentir tan... segura.
Apreté su mano, suave. Y quise que entendiera. Que a pesar de todo lo que pasó, lo que sentía seguía ahí. Intacto. Herido, tal vez... pero nunca desaparecido.
Sonreí.
No dije nada. No hacía falta.
—Tengo que ir al campamento de entrenamiento hoy —dije en voz baja, sin moverme de su abrazo—. ¿Tú vas, verdad?
Sentí cómo respiraba hondo antes de responderme. Su mentón rozó la parte alta de mi cabeza, y asentí sin mirarlo. Me quedé así, por un momento más, escuchando su corazón.
En realidad, no quería ir. No después de todo esto. No después de... nosotros.
Pero también sabía que no podía esconderme para siempre.
Me separé apenas, lo suficiente para mirarlo a los ojos.
—¿Tú vas? —repetí, un poco más firme esta vez.
Él asintió, despacio.
—Sí. Ahí estaré.
Y por primera vez en mucho tiempo, no sentí ese miedo en el pecho. No por completo. Solo quedaba una pequeña parte, temblando en silencio... pero lo demás, se sentía en paz
(...)
El sol estaba alto y el viento cálido, pero dentro de mí, algo se sentía frío.
Caminé sola hacia la zona del entrenamiento, la tabla bajo el brazo, mientras los demás ya comenzaban a agruparse. A lo lejos, escuché risas. Giré el rostro, y ahí estaban.
Baxter y Summer venían caminando juntos. No en bici. A pie. Cercanos.
Él le decía algo, y ella reía. Se empujaban suavemente, como si fueran dos niños compartiendo un secreto gracioso. Summer levantó las manos y le hizo un gesto con los dedos que él imitó entre risas. Y aunque todo en su lenguaje era inocente... yo lo sentí como una puñalada.