𝘌𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘖𝘭𝘢𝘴 𝘺 𝘊𝘰𝘳𝘢𝘻𝘰𝘯𝘦𝘴 || Baxter Radic

𝐗𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈

ᵖᵒᵛ ᴬᵛᵃ

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Pero para mí no era tan fácil. Desearía que lo fuera. Desearía poder reírme como él, actuar como si todo esto no me importara, como si no hubiera significado nada. Pero no podía. Mi corazón no sabía cómo fingir indiferencia.

Mientras Baxter sonreía y hablaba con Wren, yo estaba ahí, inmóvil, sintiendo cómo mi pecho se encogía con cada carcajada suya. Era como si su felicidad se burlara de mi dolor, como si mis sentimientos no hubieran dejado ni una sombra en él.

Quería apartar la mirada, pero no podía. Mis ojos parecían atrapados, buscando alguna señal en su rostro, algo que me dijera que todo esto no había sido tan fácil para él como aparentaba. Pero no había nada. Solo esa sonrisa despreocupada que me dolía más que cualquier palabra que pudiera haber dicho.

¿Cómo lo hace?, me pregunté, tratando de contener el nudo en mi garganta. ¿Cómo puede seguir adelante tan rápido, tan liviano, cuando yo siento que estoy cargando con todo esto sola?

Mis manos temblaban ligeramente, así que las escondí en los bolsillos, esperando que nadie lo notara. No quería que Ari me preguntara qué me pasaba, ni que Poppy viniera con sus intentos de animarme. Solo quería que este peso en mi pecho desapareciera, que esta punzada de dolor dejara de recordarme que yo todavía sentía algo por él.

"No quiero nada serio."

Su voz seguía resonando en mi cabeza, fría, clara, como si esas palabras hubieran sido diseñadas para desmontarme. Había tratado de no tomármelo personal, de convencerme de que no era culpa mía, pero en el fondo, no podía evitar pensar que algo en mí no había sido suficiente.

¿Y si nunca soy suficiente?

Baxter parecía estar bien. Mejor que bien. Y yo... yo me sentía rota. Mi mente no paraba de reprocharme: Si sabías que esto podía pasar, ¿por qué le dejaste entrar? ¿Por qué no te protegiste mejor?

Y la verdad era que no tenía una respuesta. Había querido creer que esta vez sería diferente, que podía confiar en él. Que podía confiar en mí misma. Pero ahora, todo parecía un error.

¿Por qué no puedo ser como él? Quería poder sacármelo de la cabeza, arrancar cada rastro suyo de mi corazón, borrar los recuerdos que compartimos y seguir adelante. Pero en este momento, sentía que nunca iba a poder. Que siempre quedaría algo de él dentro de mí, recordándome que yo fui la única que creyó que podía ser real.

Respiré hondo, obligándome a mantener la compostura. Si él podía actuar como si nada hubiera pasado, entonces yo también podía intentarlo. Aunque por dentro, me estuviera desmoronando.