𝐋𝐈𝐗

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El sonido del despertador fue suave, casi tímido, como si supiera que hoy no quería sobresaltos. Aún así, me levanté antes de que sonara. No había dormido del todo. Otra vez.

La luz del amanecer entraba por la ventana y pintaba la habitación de tonos cálidos. Mi uniforme colgaba en la silla. Azul con detalles blancos, el logo brillante en el pecho, y la inscripción que parecía quemar más que decorar:
"Liga Nacional de Surf Juvenil".

Suspiré.

Mis dedos tocaron la tela como si no estuviera segura de que fuera real. Lo era. Hoy era el día. Y, de alguna manera, yo estaba yendo.

No porque todo estuviera bien.
No porque hubiera perdonado.
No porque doliera menos.
Sino porque... el mar seguía ahí.

Y yo también.

Me vestí en silencio, con movimientos lentos, casi ceremoniosos. Me até el cabello con una cinta blanca. La misma que usaba en las prácticas. Me miré al espejo. No me vi fuerte. Pero tampoco rota. Me vi... decidida. Y eso era suficiente.

Tomé mi mochila y bajé las escaleras. Nadie en casa hablaba fuerte, como si todos entendieran lo que significaba este día. Mamá me miró, desde la cocina, con un gesto leve.

—¿Dormiste? —preguntó, como cada mañana, sabiendo la respuesta.

—Más o menos —dije, igual que siempre.

Me dio un pequeño vaso de jugo.

—Estamos orgullosos de vos —dijo simplemente.

No respondí. Solo asentí, con un nudo en la garganta. Me tomé el jugo rápido y salí al porche.

El aire de Shorehaven estaba cargado de sal y expectativa.

En unos minutos me encontraría con todos: Summer, Ari, Baxter, Bodhi, Poppy...
Todos vestidos igual. Todos bajo la misma bandera.
Aunque por dentro estuviéramos a mundos de distancia.

Miré al cielo.

Sí. Estoy yendo.
Y voy a dar todo. Aunque duela. Aunque ya no confíe. Aunque no me crean.
Porque el mar...
El mar todavía me escucha.

(...)

El sol estaba alto, el viento salado del mar pegaba directo en la cara y las carpas blancas ya estaban armadas a lo largo de la costa. El sonido de las olas rompiendo al fondo era casi como una respiración gigante. Serena. Constante. Como si el mar mismo nos estuviera esperando.

Ajusté el cierre de mi campera del uniforme y caminé entre la gente.

Desde lejos, los vi.

Todos ya estaban ahí. Estábamos en Northern Rivers.
Ari se reía con Griff.
Wren le mostraba algo a Bodhi en su teléfono.
La entrenadora daba indicaciones con su típica seriedad, mientras Baxter hablaba con alguien del jurado.
Y al centro... estaba ella.
Summer.
Rodeada. Sonriendo.

𝘌𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘖𝘭𝘢𝘴 𝘺 𝘊𝘰𝘳𝘢𝘻𝘰𝘯𝘦𝘴 ||  Baxter RadicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora