Al ver la transmisión en la que un extraño detective conocido como "L" enfrenta a Kira, Sayuki Mei no dudó en quedarse completamente enamorada de alguien a quien no se le ha visto en persona. Esto hace que la joven, de 18 años de edad, empiece a inv...
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Este profesor me está poniendo de los nervios, ¡Y yo nunca me pongo de los nervios!
—Mei, parece que te estás poniendo de los nervios—dice Light acompañándome a nuestra próxima clase.
—Es ese profesor...—respondo—Primero saca conclusiones apresuradas, luego cree que puede decirme que hacer, y hoy el tema principal de la clase; ¡Dijo mi nombre enfrente de todos! Se pasó toda la hora mirándome con esa cara de superioridad...Tiene una sonrisa irritante.
— ¿Será porque te paraste a lanzarle un lápiz cuando empezó a hablar? —me dio un golpecito en el brazo entre risas.
Me encogí de hombros ruborizada. Light mantenía su tierna sonrisa de medio lado.
—Y no debes exagerar Mei, no eres la única a la que le ha llamado la atención, pero tiene mucha razón para haberte regañado. Te veía desde arriba y no hacías más que...—negó con la cabeza— No sé qué hacías, pero no te interesaba la clase.
— ¡Sí me interesaba! Pero...L es mucho más importante para mí.
—Debes dejar tu obsesión—me agarró por los brazos—Eso te está haciendo mal.
Chasquee la lengua y lo empujé despacio. Seguí caminando para girar a la derecha y Light me siguió el paso poniéndose a mi lado.
Entré al aula y emocionada, buscaba un lugar en el que sentarme al lado de él, pero Kiyomi Takada fue más rápida y logró llevárselo sin que me diera cuenta. —Qué suerte tengo—Pensé con un fuerte suspiro. Me senté en la fila de arriba y acerqué mi cabeza a la de Light.
—Jamás dejaré de hacer lo que hago.
Y la clase empezó un minuto después.
***
— ¡Mei, ¿Cuándo compramos estos Pocky's?! —Grita mi madre desde la cocina— ¡No, déjalo!
Cuando robaba los dulces, daba la excusa de que iba a comprar unos cuantos Pocky's. Mi madre obviamente se extrañaba que saliera todas las noches y aún más, siempre me preguntaba por qué es que debía tener tantos. La única excusa creíble que se me ocurrió fue decirle que me gustaban tanto que no podía estar sin ellos; incluso a veces robaba por puro placer y esa excusa era en parte verdad.
Al único que pude tenerle confianza y contarle mi secreto fue a Light, y nunca se lo dijo a nadie, porque no tenía razones para hacerlo. Suspiro su nombre echando mi espalda hacia atrás. Por culpa de Kiyomi Takada, la mayor parte del tiempo se la pasa con ella, y lo peor de todo, es que sí están saliendo.
—Si yo fuera a Kira, mataría a tipas así de idiotas...
***
—Piensa...Piensa—Escribía agotada ya que hacer lo mismo todos los días me daba dolores de cabeza insoportables, pero a fin de cuentas valía la pena que la luz del ordenador me cegara.
