Al ver la transmisión en la que un extraño detective conocido como "L" enfrenta a Kira, Sayuki Mei no dudó en quedarse completamente enamorada de alguien a quien no se le ha visto en persona. Esto hace que la joven, de 18 años de edad, empiece a inv...
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Sus labios se movían lentamente y mis mejillas alcanzaban ese sonrojo extremo cada vez que lo veía. Las hojas de mi Investigación se cayeron y no hice más que patearlas, lo que hizo que Light se sorprendiera, inclusive yo. ¿Por qué el mejor detective del mundo me hizo descubrirlo? ¿Por qué razón me ha traído a su guarida? ¿Por qué es Light su primer sospechoso de ser Kira? ¿A quién debo creer y qué está pasando?
Estoy entre dos torres sin saber cuál es la correcta.
—No te vuelvas loca—dice "L".
Mira fijamente al televisor, donde están en tres celdas distintas, Misa, Light y el señor Yagami. Mientras el dedo pulgar de "L" roza su boca a medida en la que ve la gran pantalla, yo tartamudeo sin poder decir nada. ¿Desde cuándo Light actúa de esa forma y por qué acepté venir?
—No me estoy volviendo loca...Todavía no he perdido la cordura—respondo tímidamente agachando la cabeza.
Parada a una distancia considerable de la persona que admiro —y que para añadir, yo misma le he confesado que quería ocho hijos suyos y una relación duradera— me pregunto sin quitarle la vista de encima qué es lo que pasará por su mente en circunstancias como estas. Su cuerpo de adolescente me hipnotiza al igual que su extraño color de piel, ¿Le habrá dado el Sol alguna otra vez que no haya sido cuando lo conocí? Puede que en realidad sea un viejo con apariencia de un joven no muy apuesto y extremadamente raro.
—Puede que la pierdas dentro de poco—comenta metiéndose un dulce en la boca, pero sin antes pasarle la lengua unas cuantas veces—Además, te ves muy nerviosa, ¿Estás tan preocupada?
—No...No estoy preocupada.
—Ya le avisarás a tu familia sobre esto, puedes contarle una mentira si quieres—se pasa la lengua alrededor de su boca limpiándose migajas del pastel que se comió antes— Y si tú no quieres hacerlo lo haré yo. Así que cálmate.
Miro a Matsuda, uno de los más jóvenes del equipo, que cuando me giro para verlo, inmediatamente desvía la mirada y sigue con su conversación con otro de los agentes. Toco las puntas de mi cabello, confirmando que estoy nerviosa. Dejo de hacerlo cuando me doy cuenta que es una señal muy notoria para saber que estoy preocupada. —El verdadero L se parece mucho a como yo creía que era— Pienso sacando lentamente las manos del lazo que llevo puesto.
—Calma—vuelve a decirme.
—L, ya te he dicho que estoy calma—refunfuño frunciendo el ceño.
Hace un chasquido con su lengua, lo que hace que todos los demás empiecen a hablar entre ellos.
—Ryuzaki.—dice en tono alto— Si quieres puedo pedirle a Watari que te enseñe a seguir órdenes. Mi nombre es Ryuzaki.
—Ya es la costumbre...—respondo entre dientes.
El mayordomo a su lado le sirve un poco de café, pero se sobresalta luego de escuchar una risa. Sé inmediatamente que es L quien dio esa carcajada.
