Capítulo XI- Maeda Takeshi "Ojos rojos, alma roja"

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Con amor, Maeda Takeshi

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Con amor,
Maeda Takeshi

<<Desde ese día...Desde que lo vi...Desde ese momento>>

— ¡Tu memoria es genial Takeshi!

Kai me sacó de mi trance entre risas. Los dos, al mismo tiempo, picábamos un pedazo de carne asada del almuerzo.

—Para los nombres, edades... ¡Tu memoria es genial para muchas cosas, pero me sorprende que te acuerdes de casi todo lo que te digo! —hablaba con la comida en la boca, y se veía desde lejos como masticaba la carne picada.

—No seas tan exagerado...—murmuro.

Él me sigue hablando, pero trato de no hacerle caso a toda la "paja" que dice. Es una conversación sobre la memoria de tu hermano, ¿Realmente cree que me voy a interesar sobre eso, a pesar de ser yo el protagonista? Doy una carcajada cerrando los ojos, —Siento que quiero morirme— Dejo a un lado los cubiertos y el plato para levantarme de la mesa.

— ¿¡Eh, adónde vas!? —pregunta dando un salto.

—A estudiar—respondo yendo directamente a las escaleras.

Me he convertido en un mentiroso, que dice sus mentiras con alevosa alegría. Mi mundo se ha ido transformando poco a poco en una masacre imaginaria, en la que no hago más que pelearme conmigo mismo, y con extrañas criaturas que habitan dentro de mi cabeza.

Shinigami, hadas, vampiros, monstruos...Tonterías sin sentido.

Y aunque a esas ideas no se les pueda encontrar coherencia, diría que esas mismas provienen de la desaparición de Sayuki Mei. —Es desde que no la veo— Me digo cerrando la puerta de mi cuarto.

¿Quieres matar por alguna razón a Yagami Light? —mi consciencia me pregunta riendo.

Abro los ojos como platos agarrando una revista del escritorio sentándome en la cama. La abro y comienzo a leerla.

—No—digo.

Vamos...—ríe— ¿Entonces por qué razón tienes tantas fotos suyas?

Por la desgraciada sorpresa, cierro de golpe la revista tirándola al suelo. Me tapo la cara con las manos, clavándome las uñas entre los cabellos.

—Eso ya deberíamos tenerlo claro... ¡Es un malentendido!

Para mí significa otra cosa...Dime...Si es de lo que tú hablas, ¿Por qué has estado escribiendo las diferentes formas de cómo poder matarlo?

Me levanto de improviso pateando la revista.

— ¡Es un malentendido!

En pleno ataque de ira para querer acabar con mi propio yo, me golpeo en el estómago sólo para calmar los nervios que mi consciencia me provoca. Pero me doy una cachetada. Y tiro mi lámpara. Del escritorio también cayeron varias cosas. Sigo golpeándome, esta vez contra la pared. Termino tirado en el suelo.

Moño Dulce-L Lawliet (Death Note) #DNWattys2016yOCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora