Capítulo 1. [Alexandra]

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Alexandra Stone es una adolescente de 16 años que se ve metida en problemas por su ruda y rebelde actitud, como consecuencia termina cambiándose de Instituto, lo que a sus inicios eso parece ser su pesadilla; la vida le tiene preparada una sorpresa.
Alex no creía en la amistad hasta que conoce a Adán y Alberto, dos chicos que deciden unirse a la aventura que se avecina. 
Y cuando Alexandra pensaba que todo en su adolescente vida estaba arruinado, una luz entró por la ventana de su alma, y que a simple vista le pareció ser la luz más hermosa y brillante que jamás había visto. Lo que ella no sabía en ese momento es que esa luz provenía de una persona que estaba por cambiarle completamente la vida.

Adán, Alberto, Ana y Alexandra no están listos para todo lo que viene a ellos, pero aún así y siempre juntos; logran vencer sus miedos y obstáculos, prejuicios y romper con la presión social.

¿Qué pasa cuándo la chica fría de carácter duro; se enamora irremediablemente de alguien "prohibido"?

Alexandra Stone te lo cuenta todo;

Otra vez me encuentro en la puta dirección escuchando los sermones del rector de mi Colegio, un señor alto de piel pálida y con poco cabello, me está diciendo que soy una chica sin futuro, que no ve nada bueno en mi y que he quemado el último cartucho en ésta escuela... ¡que diablos!

—¡No puede expulsarme!— Le grito poniéndome de pie.

—Ya puedes salir de mi oficina, ya no tienes nada que hacer aquí, ve por tus cosas y ve a casa, yo hablaré con tus padres.— dijo el viejo ruco, salí despidiéndome con un azotón de puerta.

Voy caminando a casa, prendo un cigarrillo mientras pienso en qué le diré a mis padres, me van a matar, eso es seguro. Ni siquiera me despedí de mis amigos, o bueno, lo que sea que sean esas personas, creo que los odio a todos, son tan hipócritas todos, presumidos y prepotentes, se creen la gran mierda y no son nada, yo no tengo amigas, en el Colegio me juntaba con unas chicas, Dani, Vero y Beti, pero gracias a ellas estoy aquí y, ¿ellas en dónde están? ¡Pues claro! En el Colegio fingiendo que no saben lo que me está pasando, Diooos, me siento tan estúpida, SOY tan estúpida! Los amigos no existen, ni el amor ni esas estúpideces que la gente pone en los libros y películas. El sexo y los cigarrillos son mejor que toda esa mierda, por lo menos se disfrutan aunque sea el momento que duren y puedes olvidarte un poco de la basura que es tu vida.

Intenté caminar lo más despacio posible para retrasar mi llegada a casa, pero el momento llegó, apenas meto la llave a la cerradura y la puerta se abre de golpe, es mi padre, un hombre de estatura media, tiene vello en todo el rostro, ojos café claro y se viste siempre con short y playeras, su piel es más blanca que la mía, trabaja de alguacil en el pueblo.

—¡VEN ACÁ PEQUEÑA MALA AGRADECIDA!.— Escucho gritar mi padre. Me mete de una a la casa.

 —¡Jerry, no! ya hablamos de ésto, vamos a hablar con ella calmados.— dice mi madre dirigiéndose a mi padre.  —Y usted jovencita, vaya a la sala y espéranos ahí.— Se dirige ahora a mi.

Mi madre es una mujer muy bella y buena, es bajita como yo, no mide más de 1.60metros, como yo, tiene el cabello lizo y negro, aunque tiene su carácter, los dos son buenas personas.

 Voy a la sala y los escucho gritar y pelear por culpa mía, es evidente que el rector ya habló con ellos por teléfono y ahora no saben que harán conmigo. La pelea se pone más intensa, me siento mal porque es mi culpa, no aguanto esto. Tomo mi mochila y me escapo por la puerta del patio, tomo mi bicicleta y me voy a andar por ahí.
Voy pasando por un lago, siempre lo veo, pero nunca me detengo, casi siempre está solo apesar de que es un lugar hermoso, me detengo un momento, estoy acostada en el pasto pensando en la miseria que es mi vida a mis 16 años, saco un cigarrillo pero joder, tiré mis cerrillos, estoy jodida.

 — ¿Necesitas fuego?, usa el mío.— Escucho una voz muy dulce que pone su mano cerca de mi boca donde tengo el cigarrillo, trae un encendedor en la mano, me lo prende. 

—Oh, gracias, me has salvado, creo que tiré el mío y no me di cuenta.— Le dije sin voltear a verla, solo vi su mano y sus tres pulseras en su muñeca, una era de colores, otra un hilo rojo y la tercera una pulsera-reloj.

 —Si, descuida, no es nada.— Ella se va después de eso y yo reacciono, no volteé a ver su rostro! Pero que más da, volteo a ver a dónde se fue y la alcanzo a ver.

Era una chica como 15cm más alta que yo, tiene el cabello rizado y negro, a lo que alcancé a ver tiene muy bonita figura y viste unos jeans, una camiseta holgada y unos converse, la observo hasta que se desaparece en la nada. Qué raro, nunca la había visto en el pueblo, y por lo pequeño que éste es, es común que al menos reconozca a la gente de aquí. 

Una curiosidad gigante no me ha dejado pensar en otra cosa que no sea en esa chica, porque es sólo curiosidad, supongo. Me la paso todo la tarde acostada en el lago pensando en la chica misteriosa, ¿por qué estoy pensando en ella? Ni la conozco, báh... mejor voy a casa, ya estoy pensando demasiado.

Mis padres ya están más calmados, mi padre ni siquiera voltea a verme y mi madre pone un folleto en la mesa.

— Esa será tu nueva escuela, empiezas a el lunes, y por favor, no lo arruines esta vez, es una órden— dice mi madre muy seria, tomo el folleto y es de; WHATS?!

 — ¡¡Madre!! Yo no iré a una escuela pública! ¡Tienen que estar bromeando! Son horribles y la educación es malísima!.— Respondo alterada mientras camino por todo la sala.

 — Esto es lo que te mereces, y si lo arruinas otra vez tu madre y yo te mandaremos a un internado muy lejos de aquí... lo tomas o lo dejas— dijo mi padre con una serenidad que me asustó, les tiro el folleto y me voy furiosa a mi habitación.

Diablos, odio esa puta escuela, ya odio a la gente de esa escuela, odio a todos y todo, no quiero de ninguna manera ir ahí.

Ya es lunes, me despierto y veo mi nuevo uniforme sobre mi cama, vaya, el uniforme no es tan malo, me gusta, pero sigo odiando la idea de ir a ese instituto.

Tomo mi bicicleta para irme pero mis padres insisten en llevarme ellos mismos, temen que no asista.

Es la 1pm, casi he superado el primer día de clases en éste lugar, sólo me falta mi última clase, es anatomía, no encuentro el salón y ya es tarde, al fin lo encuentro, abro la puerta y todos me voltean a ver, no se esperaban a una nueva al parecer, solo busco un lugar vacío donde sentarme, en esa clase hay mesas para dos personas, veo una mesa desocupada donde está una chica leyendo, creo que ahí será, camino a sentarme cuando el chico de enseguida me toma del brazo;

—Hey, puedes sentarte conmigo.—Dice el chico.

Le sonrío con resignación y me siento a su lado. A mi lado está una mesa donde está una chica. Poca atención pongo a lo que el maestro está diciendo, por alguna extraña razón mis ojos no dejan de voltear hacia la chica.

La maestra hace una pregunta y ella levanta la mano, yo como boba; la observo detenidamente. ¡Un momento! Yo reconozco esas tres pulseras; colores, hilo rojo y pulsera-reloj. ¡¡¡Demonios!!! ¡¡Es ella!! Es la chica del lago. Mi corazón empieza a latir muy rápido, y no tengo idea de por qué. Unos deseos de que volteen me invaden, quiero ver su rostro, quiero saber cómo se llama. Mis propios pensamientos me asustan un poco, incluso me siento un poco agitada. 

La chica voltea a verme y me sonríe con dulzura. No pude evitar sonrojarme.

¿Qué me está pasando? ¿por qué me siento tan interesada por esa chica que ni siquiera conozco? ¿por qué causa todas éstas cosas extrañas en mí?


[Hola, si gustan pueden seguirme en la nueva cuenta de Instagram @Ellasevieneconmigo, ¡espero verlas/verlos por allá! Un abrazo]



ELLA ES MÍA. (LESBIAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora