Capítulo 38. [Baúl]

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Estoy por cumplir una semana en Madrid junto con mis padres. Pasamos Navidad en un hermoso restaurante y hemos estado paseando por todos los hermosos lugares. Hay momentos en los que se borran de mi todas las cosas negativas pero es solo momentaneo. Ahorita nos encontramos en un parque precioso y mis padres están comprando algo caliente para beber. Yo me encuentro caminando por el parque bajo la noche mientras pienso, pienso y pienso... Me pregunto cómo le estará yendo a Mariana, pienso en si Camila pensará entrar a la Academia de Danza saliendo de la preparatoria, en qué pasará con los chicos y... un escalofrío me abraza justo cuando Ana viene a mi mente, cielos... la extraño jodidamente, lo que daría por tenerla aquí y caminar juntas tomadas de la mano...

Siento que alguien me toma de la mano. Mi cuerpo se paraliza unos segundos, giro a ver quién es...

— ¿Estás bien? Parece que viste a un fantasma...—
— Oh, eres tú, pff...— susurro decepcionada.
— Pues sí, ¿esperabas que fuera alguien más?— preguntó mi madre. Sonreí con la mitad de mi boca y miré el suelo. Sí, esperaba que fuera otra persona, pensé. — Alex, ¿estás aquí?— 

— Si, ¿dónde está papá?— pregunté en tono neutro y distante.
— Entró a una tienda...—
— Ah, ¿qué tienda? iré a buscarlo— le respondí a mi madre tomando mi camino, ella dio largos pasos para alcanzarme y tomo del brazo.

— Hija, ¿por qué me evitas? desde que llegué has hecho lo posible para no estar a solas conmigo, ¿sucede algo?— preguntó ella. Me detuve e hice puños mis ojos y mis labios se fruncieron. Cuando ella me preguntó eso sentí mi sangre hervir, intento controlarme. —Hija, te estoy hablando... ¿por qué te pones así? no entiendo qué pasa— concluyó mi madre con un tono suave en su voz.

Abrí mis parpados lentamente y me giré para quedar frente a ella.

— ¿En serio quieres saber qué me sucede?— le pregunté mirandola fijo a los ojos. Su mirada dudó un momento pero después asintió con la cabeza. — Madre, yo te amo pero... cuando estás cerca de mí yo... yo me siento diferente, me siento enojada, siento que una ira me consume y es eso, tu presencia me hiere— le dije a mi madre sin poder verla a los ojos, tomé aire y seguí hablando. — Perdoname madre, te juro que yo no puedo controlar ésto que siento, yo no quisiera que fuese así, creo que... no he podido olvidar que me separaste de lo que más amo; de ti... de papá, de mis amigos... me separaste de... ella— levanté la mirada y la vi fijo, sus ojos estaban vidriosos.

— Hija, todo lo que hice fue para tu bien...— susurró ella y llevó su mano a mi mejilla.

Tomé la mano que tenía en mi mejilla y se la quité. — No madre, lo hiciste porque no supiste amar a tu hija. — Volteé arriba y observé el cielo estrellado mientras seguí hablando. — Más que haber tenido que separarme de todos e incluso más que haber perdido a Ana, porque sí... ¡alegrate! ella me dejó y ni eso me dolió tanto como tu desprecio, tu rechazo me hirió demasiado y no, no puedo perdonartelo... aún no puedo perdonar ni olvidar que mi madre no supo amarme por lo que soy, lo siento mamá...— con mis manos limpié las lagrimas que caían sobre mi rostro y me giré para irme.

— ¡Espera!— mi madre me gritó con un tono de tristeza, me detuve sin voltear a verla, escuché sus pasos acercarse. — No puedes hacer ésto, yo soy tu madre...— dijo ella, me giré hacia ella

—  Mamá, no pienses que estoy peleando contigo, te prometo que no se trata de eso, lo que te dije es cierto... pero antes no podía ver muchas cosas que ahora mientras estuve sola logré darme cuenta..— respondí tranquilamente y aguantandome las ganas de llorar. — eres mi madre, y yo soy tu hija... ¿a caso eso impidió lo que me hiciste? y sabes qué, puedes negarme y puedes mandarme lo más lejos de ti, yo nunca dejaré de ser lo que soy... ojalá lo hubieras entendido— una lagrima se derramo y la limpie rápido, mi madre me está viendo con una mirada profunda. Me doy la vuelta y regreso al hotel.

ELLA ES MÍA. (LESBIAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora