Capítulo 47. [La única]

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Estoy aburrida en mi casa, Luke dijo que acompañaría a Adán a buscar unas cosas, Alberto iba a ir con su papá a ala Ciudad y Ana no me habla desde hace dos días, sigue molesta porque confundí a una chica con Camila o eso pienso yo porque ni siquiera  lo hablamos. 

— ¿Hija, puedo pasar?— 
— Sí madre, adelante—
— Te hablaron de la Universidad de Canadá, quieren que te presentes dentro de tres semanas para que hagas la última prueba, si la pasas... te quedas— dijo mi madre, se recargó la pared y se cruzó de brazos.
— ¡¿QUÉ?! ¡Eso es increíble!— festejé brincando en mi cama, noté la nostalgia con la que me observa mi madre, me calmé. — ¿pasa algo, madre?— 
— Pasa que no me di cuenta en qué momento creciste tanto... parece que fue ayer cuando estaba parada aquí castigándote por haberle rayado con aerosol la casa a tu profesor de matemáticas,  te veo y no puedo creer que seas la misma niña que se escapó del pre-escolar a los cinco años, siempre supe que eras especial...— dijo ella con nostalgia y con agua en su mirada. Suspiré.

— Madre, detente, me pondrás sentimental...— respondí.
Ella pareció no escucharme, sigue observándome  con esa cálida mirada. 

— Todo mundo hablaba de ti, decían que serías un desastre, pero no, ellos no veían el potencial que hay en ti, la chispa que ahora se está conviertiendo en llama... nunca voy a terminar de agradecerle a esa chica lo que hizo por ti...— dijo mi madre volteando su vista a mi pizarra de fotografías, sonreí.
— Mamá, no tienes qué hacer ésto...— dije con ternura y calma. Ella me miró, sus ojos están vidriosos, me regaló una sonrisa y se sentó a mi lado.

— Cada noche le pido a la vida que tú y esa chica logren perdonarme por todo el daño que les hice, estaba tan cegada por mi estúpidez que no podía darme cuenta...— dijo mi madre con tristeza en la voz.

— Está bien, todo está bien...— dije para consolarla, ella negó con la cabeza. Tomó un profundo respiro.

— Ojalá tu corazón realmente sienta eso algún día, pero sé que hoy no es así... mírate... ahora eres tan madura y centrada, parece que era ayer cuando te enfurecías porque no traía el cereal de tu gusto y ahora ya estás tomando decisiones tan importantes tú sola, estoy muy orgullosa de ti...— decía mi madre con una forzada sonrisa y acariciando mi cabello. 
— Gracias, madre— la abracé.
— A ti, por enseñarme tantas cosas...— susurró ella. Se levantó y salió de mi habitación.


Salí al jardín con una botella de vino y un libro, el día está muy agradable, además no tengo nada más qué hacer. Después de un rato, un niño de aproximadamente seis años se acercó a mi jardín.

— Hola, ¿aquí vive Alex?— preguntó el pequeño.
— Sí, ¿qué se te ofrece, pequeño?—
— Le traje algo, ¿puede llamarlo, por favor?— dijo él, me reí un poco.
— Soy yo...— respondí, el niño se asombró. — ¿pasa algo?— el niño negó con la cabeza.

— Tome, le mandan ésto...— me dio un sobre, le agradecí pero el niño se quedó parado, tarde comprendí y saqué rápidamente las monedas de mis bolsillos y se las di, él se fue contento.

¿Qué es ésto? Abro el sobre y hay en él la fotografía de un árbol, no tiene nombre ni tampoco alguna nota. Salgo corriendo a la calle para alcanzar al niño y preguntarle quién lo mandó pero fue inútil, se ha ido. Mmmm, éste árbol me parece conocido, ¿qué significa?. Decido averiguar de qué se trata ésto y voy a un parque que está a unas cuadras de mi cama.

En efecto, es el mismo árbol que está en éste parque, es el más grande y más bonito del parque. Me paro justo frente de él y los recuerdos comienzan a salir. Aquí fue donde por primera vez conviví con los chicos, recuerdo que Ana estaba allí y yo era un manojo de nervios y yo no entendía porqué no podía dejar de verla y tampoco entendía por qué su presencia me ponía tan nerviosa. Nunca hubiera imaginado lo lejos que llegaríamos...

ELLA ES MÍA. (LESBIAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora