Capítulo 17. [Adiós Sergio]

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Prendo un cigarrillo y empiezo a caminar. Me dirijo a la fiesta que Adán le está preparando a Sergio, Ana y yo vamos a ir para ayudarle con los últimos detalles. Llevo puesto un pantalón color entre verde y café, una blusa negra de licra y mis botas estilo del ejercito, mi cabello va suelto. La fiesta será en casa de unos tíos de Adán que no están en el pueblo. Es una casa muy grande, con un jardín muy amplio, perfecta. Por fin llego.

Los chicos están afuera, poniendo una lona con el nombre de Sergio y el logo de Australia, de donde él es.

— Woooow, se ve increíble — Dije observando todos los detalles. Los chicos voltearon a verme.

— Llegas justo a tiempo, Alex. Necesito tu ayuda urgentemente— Adán sonrió al verme.

— Tienes que respirar Adán o te va a dar algo, tranquilo todo va a salir perfecto— dijo Ana dirigiendose a Adán, regalándole una sonrisa tierna. Él le hizo caso.

— Hola bonita, te ves increíblemente hermosa — me acerqué a Ana y la abracé por la cintura para después darle un beso tierno, sonreí teniendo aún mis labios en los de ella. — Y por supuesto que te ayudo Adán, dime qué ocupas que yo ande al pie del cañón, Sargento.— Imité el saludo de un soldado, por el personaje que traigo.

— ¿Podrías ir a la refresquería? Me acaba de llegar el paquete de bebidas que encargué, sólo das mi nombre y listo. ¿Siiii? por fa— dijo Adán poniendo sus manos como si fuera a rezar.

  —  Claro que sí Adáncito, voy a ir corriendo —  Adán me dio las llaves de su auto y la dirección.

Llegué a la bodega y pedí el paquete. En lo que esperaba salí a fumar un cigarrillo. Vi pasar a una chica que pasó por un lado mío, rozó con mi hombro.

— ¿Paola? —  pregunté con curiosidad. No veo a Paola desde aquella fiesta, no he sabido nada de ella.

— Hola Alex.—  Paola me saludó sin voltear a verme. Sólo siguió caminando. Se me hizo rarísimo. El señor salió con muchas cajas, las subió al coche por mi y me regresé a casa de la fiesta.

— Ohhh al fin, bellas botellas ya llegaron —  dijo Adán abrazando con amor a las cajas, yo me reí. —Las voy a poner en la mesa de bebidas, ahorita regreso. Iré por Sergio.— Adán se fue

Ya la gente estaba empezando a llegar, de hecho ya había mucha gente. Adán es un chico muy popular así que no se me hacía raro que hubiese tanta gente. Entré a buscar a Ana. 

Desde la puerta trasera que da al jardín vi a Ana. No sé cómo explicar su belleza, es genuina, natural. Cada que se sonríe es como si le diera vida a una rosa, lo hace sin querer aparentar nada. Ella estaba parada platicando con dos chicos. Vestía un short con un estampado de militar que dejaba ver sus hermosas piernas, una blusa blanca holgada y unos converse blancos. Y sus labios estaban pintados de rojo. Me encanta verla reír y ver los hoyuelos que se le marcan en sus mejillas. Me acerque a mi chica. Sé que me veo como una chica con retraso mental cada que veo a Ana pero, me encanta.

  —  Hola chicos.—  llegué saludando. Volteé y le sonreí a Ana. Ella me regresó la sonrisa dejando ver sus dientes. Diooos, amo esos hoyuelos. 

  —  Hola Alex, Ana nos estaba diciendo que no estarán aquí a próxima semana, las queríamos invitar a una albercada.—  dijo uno de los chicos. 

  —  Uyy sorry muchachos, estaremos fuera pero cuando regresemos podemos armar algo—  respondí amablemente. Tomé la mano de Ana — Disculpen, me robaré un ratito a la chica.— Les sonreí y me llevé a Ana de allí. 

ELLA ES MÍA. (LESBIAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora