Capítulo 18. [Nuevos Aires]

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— Amor, ¿qué hora es? no encuentro mis cosas, olvidé recargar la pila de mi celular, Diooos, todo es un desastre, no estaré lista y para el colmo mis padres no han llegado— dije mientras corría por toda mi habitación. En unas horas Adán pasará por nosotras para irnos a la ciudad.

— Todavía es temprano, ¿dónde dejaste el shampoo? ¿puedes pasarmelo?— Ana intentaba tranquilizarme desde la ducha. Busqué el shampoo que estaba en la maleta, no sé por qué demonios empaqué eso.

— Aquí está, saca la mano para que lo agarres— dije metiendo solo mi mano en la ducha.

— Ven y damelo — dijo Ana. Tomando mi mano y jalandome hacia su ducha.

Ana me metió en la ducha con ella. Me quedé mirándola unos segundos, tenía a mi chica totalmente desnuda frente a mi. Ana no dijo nada, simplemente empezó a besarme con mucha pasión, mi temperatura subió hasta el cielo en cuestión de segundos. Empecé a acariciarla. Ella empezó a desnudarme, el agua que nos caía encima era tibia, la temperatura perfecta. Mis manos se resbalan con más facilidad en el cuerpo de Ana debido al agua. Minutos después nos encontrabamos las dos desnudas. Veía a Ana brillar con el agua que caía sobre su hermoso cuerpo, empecé a tocar sus pechos, ella se estremecía y mantenía sus ojos cerrados y sus manos estaban en mi cabello. Yo empecé a besar su cuello y bajando a su pecho, podía escuchar pequeños gemidos de Ana muy cerca de mi oido, lo que ocasionaba que me exitara aún más. Ana puso sus manos en mi espalda y empezó a acariciarme bajando hasta mi trasero, estando ahí llevó mi cuerpo al de ella hasta estar muy pegadas, sí, nuestras zonas intímas estaban rozandoce, se sintió rico, inconscientemente empezamos las dos a movernos de manera que nuestras zonas rozaran cada vez más. Ana tomó una de mis piernas y la subió hasta su cadera, yo estaba recargada en el muro de la ducha. Ella puso sus manos en mi zona y empezó a masajearla, yo sentía cómo el aliento se me iba, sentía como si no pudiera respirar pero Dios, era el paraíso. Ana y yo nos estabamos besando con mucha pasión, podía sentir a Ana sonreír mientras nos besabamos, nuestras lenguas jugaban en nuestras bocas. Mientras nos besabamos acaricié el cuerpo de Ana hasta bajar a su zona, puse dos dedos dentro y jugué ahí haciendo algunos circulos, sus gemidos cada vez subían de tono, sentí como ella arrojó el aliento que a mi me faltaba. Decidí empezar a besar su pecho y después su abdomen. Ahora Ana estaba sobre la pared de la ducha. Mis labios llegaron hasta la zona de mi chica, que ya estaba muy humeda y no presisamente por el agua que nos caía, por supuesto empecé a besarle allí, Ana terminó después de unos minutos. Regresamos a los besos mientras ella hacía algo muy astuto con sus dedos dentro de mi zona y con la mano tomaba mis pechos, no tardé mucho en sentir un hermoso orgasmo, terminamos besándonos y bajandole a la pasión hasta que las caricias y los besos se volvían tiernos y cuidadosos. Cuando terminamos, la abracé y ella me regaló una sonrisa, sus ojos grises brillaban y sus hermosos hoyuelos en sus mejillas se veían hermosos.

— Ops, creo que te mojaste un poco— bromeó Ana besándome tiernamente en la nariz.

— Jaja ¿un poco? eres como salir a caminar bajo una tormenta— mordí su labio inferior. Ella hizo un gesto de placer.
— No me provoques— dijo Ana viendo fijamente mis labios.
— Tienes razón, ¿cuánto tiempo pasó?— respondí buscando un reloj. Ana tomó la bata de ducha y se abrigó con ella, me envolvió en una toalla a mi.

— Nos queda una hora, tiempo suficiente para terminar de arreglar nuestras cosas, bueno, de hecho solo faltan las tuyas pero te ayudaré mi amor— Ana empezó a cambiarse, yo hice lo mismo.

Ana me ayudó a terminar mis maletas. Bajamos mis cosas al living para esperar a que Adán pasara por nosotras e irnos. Alberto no se ha reportado con ninguno de los tres desde el sábado, nadie ha sabido nada de él, o al menos eso dice Adán, y pues Ana ha estado conmigo todos los días.

ELLA ES MÍA. (LESBIAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora