Capítulo 23. [Quédate]

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— Por fin te encontré— Alberto estaba agitado casi sin aire, se recargó en sus rodillas para agarrar aire.
— Déjame sola por favor— aún estoy llorando, me siento muy estúpida, las lagrimas no paran de salir.

Alberto se sentó a lado de mi y pasó su brazo por arriba de mi hombro.

— No puedes quedarte en éste parque toda la vida, anda, por lo menos déjame estar contigo... me preocupa dejarte sola—

— No voy a hacer algo estúpido, no te preocupes— dije secando las lagrimas de mi cara.
— Ana está buscándote, corrió a todo mundo de su casa— dijo Alberto tomando mi mano.
— No me hables de ella, que haga lo que quiera— las lagrimas volvieron a salir como chorro. Me siento muy enojada.

— En unas horas se hará de noche, tenemos que volver a casa— dijo Alberto ayudando a limpiar mis lagrimas.
— No puedo volver allí, Alb... ni siquiera puedo dejar de llorar, ¿no entiendes lo que está pasando? no logré hacer que ella me amara más— mi voz estaba quebrada, apenas se me entendían las palabras. 
— Ella te ama, Alex... lo sabes— 
— Al parecer no lo suficiente— dejé caer mi cabeza en el pecho de Alberto. Él me abrazó tiernamente.
— Me parte verte así— Alb sobó mi cabeza. Me quedé llorando en su pecho. — Esperame aquí, solo dos minutos ¿sí? no me tardaré— dijo
— Okay...—
— Pero por favor no te vayas Alex, promételo— Me puso su meñique, hicimos pinky promise, se fue corriendo.

Tomé mi celular, tenía 36 llamadas perdidas de Ana y fácil 50 mensajes de ella.

"Alex regresa" "por favor responde" "¿dónde estás?" "Alex por favor, perdón" "Soy una estúpida, no sé porqué lo hice" "te necesito" "te amo" "necesito decirte algo" "responde" "Me equivoqué, necesito explicarte"

Me puse de pie y empecé a caminar por el parque buscando calmarme un poco.

— Aleeeeeex— Escuché un grito de Alberto, me di la vuelta y él venía corriendo, su cabello rizado se movía por el aire, tenía la frente sudada, venía cargando dos mochilas grandes. —¿te ibas a ir sin mi?— preguntó secando el sudor de su frente con su playera polo blanca.

— No, solo quería despejarme tantito, ¿qué traes ahí?— señalé las mochilas
— Nuestras cosas— dijo mostrando una sonrisa inocente
— ¿Para qué?—
— Para que tengas ésta noche para calmarte y mañana hables con Ana— Alb paró un taxi y me pidió subir. El taxista llegó a un hotel tres estrellas. Alberto pidió el cuarto, entramos. Un cuarto sencillo pero...

— Ops, creo que no entendió la recepcionista— Alb señaló la única cama que está en la habitación. —Iré a cambiar el cuarto— dijo Alb
— Así está bien, así déjalo— Me acosté en la cama, Alberto se acostó a mi lado, sobaba mi espalda en forma de consuelo, me quedé dormida.

Mi celular me despertó en la mañana, Ana estaba llamándome. En la mesa que está junto a lado de la cama había nota de Alberto:

"Fui a hacer un poco de ejercicio, el desayuno está servido, te quiere; Alberto"

Desvié la llamada de Ana. No puedo creer que ésto esté pasando. Quizá deba verla, pero ¿y si me quiebro frente a ella? no quiero que me vea así, pero si no es ahora, ¿cuándo?. Ana está llamando de nuevo, ésta vez le respondo

"¿Alex? ¿estás ahí?" yo me quedé callada.
"Alex, por favor di algo, ¿dónde estás? necesito verte..." podía escuchar que Ana estaba llorando, eso me partió el corazón y no pude evitar llorar también, aún así no dije nada.
"Está bien si no quieres hablar, lo entiendo, sólo te pido que me escuches... estaré en la plaza de la calle #11, estaré esperándote, no importa la hora... Alex, por favor" colgué. Alberto llegó, toda su playera está mojada de sudor.

ELLA ES MÍA. (LESBIAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora