Capítulo 7. Expreso a Hogwarts

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- ¡Llegó el gran día!- chilló Cara despertándome bruscamente.

Miré el reloj. Las cinco y media de la mañana, moriría de sueño en este día.

Me levanté perezosamente y me arrastré, literalmente, hasta el armario. Me puse de pie y busqué ropa. Cogí lo que no había metido en la maleta. Una camisa blanca, un jersey rosa clarito de punto y una falda alta gris y me puse unos náuticos.

Bajé con mis cosas ya listas. Había un gran revuelo en la casa, ya que nadie sabía donde había dejado sus cosas y no querían perder el tiempo.

Yo me acerqué a uno de los elfos y le pregunté por el desayuno. No era nadie sin algo en el estómago. El elfo me indicó la mesa y me trajo el desayuno.

- ¿Sabe usted, señorita Diguo, por qué tal revuelo en la casa?

- Hoy empezamos en Hogwarts y los lelos de mis hermanos han perdido cosas que se tienen que llevar, las están buscando.

- Ah.- fue toda la respuesta del elfo.

- Siento mucho la pregunta, pero, ¿cómo te llamabas tú? No os diferencio.

- Tink es el más longevo, señorita Diguo, yo soy el joven elfo. Mis ojos son más marrones que los suyos. Por si le sirve.

- Gracias, pero llámame Emma, por favor.- y el elfo sonrió.

Terminé mi desayuno y me senté encima de mi baúl en la entrada mientras hablaba a Chocolate, sí , creo que le cambiaré el nombre. A mi, como a Dylan, me gusta la mitología griega, y las lechuzas son el símbolo de Athenea, creo que la llamaré así.

Me llevé un rato allí sentada hablando con el animal cuando alguien, adivinen quién, me dio un golpe. Me quejé sonoramente.

- Oh, no te vi, lo siento mucho prima. ¿Estás bien?

- Sí, Chase, no te preocupes. Es sólo un golpe de nada, se me pasará.- a lo que él me sonrió y me llevó a pensar a lo que hablé ayer con Lena. En el fondo seguro que no era tan capullo.

Al cabo de más o menos de media hora, estábamos todos en la entrada y nos dispusimos a salir.

Nos montamos como pudimos en la furgoneta de los abuelos, a pesar de que era grande me tuve que sentar encima de Donald. Pobrecito, seguro que tendría las piernas dormidas por mi culpa. El camino fue en silencio, nadie hablaba. Se sentía un ambiente muy lúgubre. Sería el primer año que paso lejos de mis padres, en otro país, internada y estudiando, nada más y nada menos que magia.

Llegamos a King Cross, donde cogeríamos el tren. Miré el billete. Andén 9 3/4, me sonaba raro. En Francia los andenes eran de números enteros.

Llegamos al andén 9 y casi al 10. Y no veía el andén, ni tren ni nada. Y me asusté. Entonces vi a Chase corriendo hacia la columna con el carrito por delante, ¡el muy idiota se iba a pegar un guarrazo contra la pared y nadie le decía nada! Y al llegar a la pared de la columna, se lo tragó.

Estaba flipando, ¿qué demonios acaba de suceder? Cierto, olvidaba que existe un mundo mágico. El andén estará tras la columna, y efectivamente es lo que nos explicó mamá. Pasamos uno a uno y al llegar al otro lado. El andén estaba abarrotado.

Subimos las cosas al tren como pudimos y a las mascotas también. 

Mis primos entraron a la ligera y nos dejaron atrás, se metieron en un compartimento en el que estaban, supongo, sus amigos. Mis hermanos entraron en uno que tenían dos huecos. Lo que nos dejó a Lena, Cara y a mi tiradas. Muy caballeroso, sí señor, chicos, os habéis lucido.

Un poco más allá, a la mitad del tren, encontramos uno vacío. Entramos las tres y me tumbé a lo largo de dos asientos. Sí, soy todavía bajita, tengo que crecer, estoy en la edad.

- Te noto un poco cansada.- dijo Lena.

- Quizás porque alguien me despertó muy temprano cuando nadie estaba listo y estuve esperando, pude estar durmiendo.- respondí mientras noté a Cara enrojecer.

- Estoy nerviosa, vamos a conocer todo esto y a mucha gente y luego esta lo de las casas y el Quiddich y...

- Para el carro bonita.- le dijo Lena.- los de primero no pueden entrar en el equipo de Quiddich a no ser que: uno, seas Harry Potter o dos seas muy bueno y estén faltos de algún jugador.

- ¿Quién es Harry Potter?- preguntamos las dos al unísono.

- Por Merlín, como se nota que habéis vivido en el mundo muggle.-dijo un poco desesperada.- Él fue la única persona que venció al Innombrable dos veces, al Señor Tenebroso, él es el mago más poderoso del mundo en estos momentos.

- Ah, haber empezado por ahí.- respondí.

En ese momento alguien entró en nuestro compartimento, un chico de más o menos nuestra edad, rubio, muy parecido a Lena. Supongo que son los rasgos de la gente del norte.

- ¿Puedo pasar? No hay asientos libres.-dijo.

- Sí, claro.- contestó una alegre Lena en nombre de todas mientras yo me sentaba como una persona normal.- Yo me iba a buscar a mis amigos.- a lo que Cara y yo la miramos con cara de miedo.- No esperaban que les hiciera de escolta, ¿no? Tienen que aprender a moverse en este mundo señoritas.

Dicho eso, y ante la mirada atenta del chico, marchó.

El chico entró tímidamente y colocó sus cosas en las baldas. Era bastante más alto que yo, sería más o menos como Logan y Dylan.

Se sentó tímidamente bajo nuestra atenta mirada.

- Así que, muggles.- dijo a lo que contesté con un mueca.

- Sí, ¿algo mal?- contesté a la defensiva.

- Qué va, mejor.- le miré, ¿se cree superior porqué el no es muggle y nosotras si?- Ya no seré el único. Me llamo Teo, Teo Starlin. Soy, como veis, sueco.

Reí, que graciosa es la vida a veces.

- Nosotras somos Cara y Emma, francesas y nuestros hermanos también. Se llaman Dylan y Logan.

- Vaya, tú no tienes aspecto de chica francesa. Ella sin embargo sí.- dijo con una seña a Cara, a lo que está enrojeció.

- Ya, mi madre es británica. Ella y mi gemelo salen así, a mi padre. Y yo y Dylan, a mi madre. Pelo castaño, ojos crema, pelo grueso y ondulado.

- ¿Es vuestro primer año en Hogwarts?

- Sí, pero creo que el tuyo también, porque vas un poco a la deriva.- a lo que los tres reímos.

- ¿De dónde vienen tus poderes, Teo?- dijo Cara.

- Mi padre es un brujo, y mi madre muggle. Lo que me sale raro es que nos hayan llamado a esta escuela. Lo normal es que vosotras hubieseis ido a la que hay allí y yo a Dumstrang, que es la que hay en el norte.

Y entonces me quedé pensando.

¿Porqué aquí y no en Francia? ¿Sería una pelea entre escuelas por tener a los mejores estudiantes? No sé por qué, pero me sonaba mal. Mientras ellos siguieron hablando, y yo perdí el hilo de la conversación, así que me dediqué a ver el paisaje.

Conociendo HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora