Capitulo 18. Primer entrenamiento

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Llegué de las primeras al campo de Quiddich, y como seguía sin tener escoba, fui al escobero a por una. Entonces volvió a llover. Esas cosas eran las que odiaba de Inglaterra, lo mucho que llovía, en Nantes no llovía tanto.

Cogí la primera que vi. Y, como persona gafe que soy, me choqué con alguien.

- Lo siento, he de mirar mejor por donde voy.- dije tocándome la herida de la ceja.

- A ti te perdono lo que sea, Emma. ¿Está mejor tu ceja?- me dijo Fred. Mi corazón sufrió un pinchazo. Recuerdo el día anterior en el que se me había declarado con toda la naturalidad del mundo y yo no fui capaz de decir nada.

- Si, mejor, gracias.- dije sonriendo.

- Me alegro de que estés en el equipo.- me dijo Fred, lo que me hizo ruborizar. ¿Por qué me ruborizaba?

- Muchas gracias. ¿Tu también  has entrado en el de Ravenclaw?

- Exacto.- dijo orgulloso.

- Que pena.- dije.

- ¿Pena por qué?- me preguntó confuso.

- Porque te daré una paliza.- dije sonriendo, al menos el ambiente se había relajado.- He de ir a entrenar, nos vemos Fred.- dije despidiéndome con la mano.

Siempre tenía encuentros con él de este tipo. ¿Destino, por que me haces esto? ¿Qué te he hecho yo a ti, eh?

- Bien, hoy vamos a practicar las estrategias, primero empezaremos repasando las mejores del año pasado, así los nuevos tendrán oportunidad de aprenderlas. Y luego os enseñaré en las que he pensado este verano.- dijo James cuando estuvimos todos en el campo.- a las escobas.

Todos obedecimos. Nos fue colocando uno por uno en la posición exacta en la que deberíamos estar. La lluvia me calaba la ropa, estaba chorreando, pero aún así, iba a seguir. Éramos sólo tres chicas en el equipo, y no iba a abandonar por una lluvia de nada.

Nos llevamos dos horas allí, aprendiendo estrategias. Llegamos a la sala común y un charco se formó a nuestro alrededor.

Decidí ir a la ducha para no acabar peor de lo que ya seguro que estaba. Iba a caer resfriada seguro.

El agua caliente me relajó los músculos. Que bien estaba esto.

Durante mi larga ducha, pensé en Fred y en James. Los dos de la misma casa. ¿Cómo he podido enamorarles sin tan siquiera echarles cuenta? Y me sentía muy mal, porque yo, yo no quería nada de esto. No quería tener estos problemas con sólo 11 años que tenía de momento. Sí mi cumpleaños era el 17 de enero y faltaban menos de tres meses, pero, me sentía verde en estos aspectos. Nunca antes había querido ver a los chicos como más que amigos y ahora llego aquí y enamoro a dos, sin echarles cuenta, y mi corazón hace cosas raras con los pelirrojos y...

Y el agua de quedó fría. Salté de la ducha dejando allí aquellos pensamientos. Espero que se hayan ido por el desagüe y no me den más la tabarra. Debía concentrarme en lo que de verdad importaba. El Quiddich y las notas.

Llegué a la habitación envuelta en una toalla y con toda la ropa empapada en las manos. La dejé a los pies de la cama y me puse unas mayas negras, una camiseta de mangas larga y un jersey calentito. Me calcé mis vans y bajé a cenar con el pelo mojado. El hambre me podía. A partir de hora, cogería algo a la hora de comer para la merienda o caería muerta de hambre.

Llegué y me senté a la mesa, todos me miraron fijamente, me sentí muy presionada.

- ¿Qué ha pasado ahora?

- Mamá te ha enviado dos paquetes. Tienes que ir a la lechuceria a por ellos, yo que tu iría nada más cenar, esta noche dan tormenta.- me dijo Dyl. Pero aún así las mirada me indicaban que pasaba algo más.

Conociendo HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora