Me despertaron Logan y Dylan saltando sobre mi cama diciendome: "¡Ya es Navidad, despierta!".
Era muy temprano, pero eso haciamos cada Navidad, levantarnos temprano para abrir los regalos. Era más una costumbre familiar. No era agradable, pero era bonito.
Pasé por el cuarto de los demás, todos cerrados, así que fui con cautela.
Llegué abajo y debajo de gigantesco árbol de Navidad, había muchos, muchísimos paquetes de diversos tamaños y con papel de envolver multicolor.Nos acercamos lentamente, la chimenea continuaba caliente a causa de las brasas. Nos sentamos en la gruesa alfombra de delante de la chimenea y contamos todos los paquetes.
Habia 38 regalos en total, una barbaridad.
Logan, como no, fue el que buscó los regalos, siempre lo hacía él, porque a los demás nos asustaba que nos dijeran algo.
Fue cogiendo de menor a mayor, primero fue Cara, ya que nació un poco más tarde que Dyl. Ella había recibido un pequeño paquete rectangular, una caja cuadrada pequeña y una paquete muy plano. Lo abrió todo, poco a poco, primero el plano, que resultó ser un disco de unos cantantes que le gustaban, en la caja grande había ropa, muy bonita, menos mal que yo tambien iba a tener regalos, porque me estaban gustando los suyos. El pequeño fue el último, dijo que lo estaba reservando para el final, porque lo más valioso se guarda en pequeños lugares. Lo abrió lentamente y todos pudimos ver un teléfono móvil, si de esos smartphones. Espero que todos tuviesemos uno porque los celos crecían. ¡Y a qué velocidad!
El siguiente fue Dyl, que recibió una equipación de su equipo de fútbol favorito, Saint Etienne, un pack de tres libros de mitología griega y, como Cara un smartphone.
Luego vino Logan, la espera se me hacía eterna, esto de ser mayor a veces era horrible.
Él, como Dyl recibió una equipación de fútbol, pero también un montón de cosas para dibujar. Logan era muchas cosas, muchas de ellas negativas, pero nadie, jamás nadie, le había dicho que era mal pintor, era un don. Pintaba toda clase de cosas, pero el realismo, eso era lo que mejor le salía. A veces me daba coraje porque lo llevaba en secreto. Si yo tuviera ese don lo iría alardeando por ahí. Por último, y como mis otros dos hermanos, recibió un smartphone.
Por fin llegó mi turno, y todos quedaron ansiosos, porque en cuanto acabara podrían ponerse a toquetear sus móviles.
Yo tenía también tres paquetes, unos de ellos tenía el jersey de un equipo de Quiddich, creo recordad que era Irlanda. Amaba ese país, su cultura, su comida...todo. También, como Cara recibí una caja con ropa muy molona, esa mami a la moda es la mejor. Por último yo también tuve un smartphone. Era blanco, y la marca Apple, estos regalos seguro que costaron mucho, todos teníamos uno igual pero de distinto color. Cara rosa, qué raro; Dyl de color verde y Logan de color azul.
Ese momento nos quedamos todos en silencio, iba a suceder una gran guerra por los enchufes de la casa, que eran escasos, porque en el mundo mágico la electricidad iba llegando poco a poco. La casa de mis abuelos fue constrida por muggles, así qué seguro que tendría. Salimos todos corriendo, mis hermanos fueron a la cocina, donde había dos enchufes y yo salí corriendo hacía arriba, creía recordar que en mi cuarto había uno.
Llegué jadeando a mi habitación, cerré la puerta con sumo cuidado y lo busqué. Efectivamente llevaba razón, había uno junto al ventanal, allí podría recostarme.Lo puse a cargar, llevaría un rato, mientras estuve hojeando un libro de la biblioteca de la casa que tenía todas lo que se debe saber de Quiddich.
Pude reconocer el jersey, y como no, era de Irlanda. Algún día iría allí. Me lo prometí más que a nadie, a mi misma.
Oí movimiento en la casa y salí corriendo de la habitación de papa y mamá, estaban poniendose las batas y zapatillas y fui y les abracé fuerte a los dos y les di las gracias por los regalos.- Todavía quedan los de los abuelos.
- ¿Ellos también nos han hecho regalos? No había más con nuestros nombres en el árbol.- le contesté a mamá.
- Han hecho una ginkana, hay pistas para cada uno, pero la primera, las dan ellos cuando bajan. Siempre lo han hecho así, desde que éramos unos críos.
Bajé a ver quién más estaba allí abajo. Mis primos abrían sus regalos de sus padres. Lucius recibió libros, espero que le gustaran. Lena un juego de mesa. Chase recibió una nueva escoba, y ese regalo fue el que más me gustó. Y Donald, él, bueno, el no tenía nada de sus padres, me dio mucha pena y su hermano, Chase, le dijo que podrían montar en su nueva escoba por turnos.
Al poco rato bajaron los abuelos y mis padres. Iban hablando y parecían estar riéndose. Papá y el abuelo parecían llevarse bastante bien y eso me alegró mucho.La abuela se puso frente al árbol, con los brazos extendidos hacía los lados. Todos la miramos, y en. cuanto tuvo nuestra atención dijo:
- Feliz Navidad a todos. Me alegra teneros juntos por una vez, y espero que no sea la última. Deciros que tanto el abuelo como yo os queremos mucho.- dijo a lo que respondimos nosotros también a ellos.- Bien.-dijo bajando por fin los brazos.- Como todos los años, el abuelo y yo hemos escondido los regalos. El abuelo tiene las pistas, este año lo haréis juntos, hasta que no encontréis el regalo de uno, no podréis pasar al siguiente.
Formamos un corro al rededor de mi papá oso. Y leyó en voz alta la primera pista.Nos quedamos desconcertados, no sabíamos que podría ser. Donald, cómo sabio que era, nos dijo dónde pensaba él que estaba. Lo seguimos a la cocina y encontramos la siguiente pista, más rara aún.
Y así pasamos el resto de la mañana de Navidad encontrando regalos.
Todos tenían ya el suyo aproximada la hora de comer, todos, menos yo. Si, ser la última me da muchas esperanzas. Pero como era la última, muchos de mis primos y hermanos desistieron en la búsqueda. Sólo quedamos Logan, Lucius y yo.
La pista del abuelo era muy enrevesada, era un cita, pero yo la conocía así que supimos donde buscar. Fuimos encontrandolas poco a poco. Pero la última pista fue la peor. Ni Logan ni yo entendimos nada. Entonces Lucius carraspeó levemante.
- Ya sé dónde esta tu regalo, Em. Seguidme.
Lo seguimos escaleras abajo y llegamos al salón, Lucius estaba parado frente a la chimenea.
- Mete la mano en el hueco, creo que está ahí.- me ordenó.
Vacilé un poco y con mucho cuidado de intentar no mancharme las manos de hollín, palpé en el hueco. Tal y como él había dicho, allí estaba. Una gran caja. Me dispuse a abrirla cuando mi abuelo llegó corriendo y me dijo que esperara un rato, al final de la comida.
Tenía muchas ganas de saber que contenía, pero como a mi abuelo le respeto mucho, le hice caso y me fui a vestir. Cogí ropa de la caja de mamá, era muy bonita, y como en el colegio a penas la iba a usar, pues decidí estrenarla.
La comida fue muy relajada, todos hablaban de sus regalos y luego se turnó a anecdotas de cuando nuestros padres eran chicos. Fue muy divertido.
Por fin, pude abrir mi regalo. Era fantástico, eran varios objetos personales de mi abuelo. Un diario de herbología, fotos de nosotros tomadas desprevenidos, tanto que no recuerdo haberme hecho fotos con él. Y muchas cosas más que decidí descubrir más tarde.Realmente ese era un regalo muy significativo, porque mi abuelo me había entregado una parte de su vida, de sus cosas, de él. Y eso vale más que un jersey de mi equipo favorito, más que un smartphone, eso lo vale todo.
Tras la comida, los padres siguieron hablando mientras tomaba una copa, yo me subí, con la caja del abuelo, y cogí mi smartphone. Primero, metí la tarjeta SIM, y le metí el pin, luego lo estuve explorando un rato. Me preguntaría si habría apps para magos, si alguien las podría diseñar. Y allí, encontré una red social de jóvenes magos. Se llamaba Wubble. W de mago en inglés y lo demás para simular un alomorfo de la palabra muggle.
Me registré metiendo el correo que me pidió crear el móvil. Y pasé el resto de la tarde esplorado esta curiosa app.
Heeeeey! He vuelto.
Y si, señoras y señores, según yo, los magos algún día caerían en el pecado de la tecnología.
He de deciros que la aplicación que Emma ha descrito es de mi propia invención y si hay alguna cpn similar nombre ha sido pura casualidad.
Muchas gracias por leerme y espero que hayáis disfrutado del capítulo.
Besos de azúcar,
Andrea
ESTÁS LEYENDO
Conociendo Hogwarts
FanfictionEmma es una persona normal. Bueno, normal en el sentido muggle de la palabra. Ella es hija mestiza, su padre es muggle y su madre bruja. Cuando Emma cumple 11 años llega una carta a su casa, pero no una carta cualquiera, no, es una aceptación en el...