Capitulo 23. Navidades

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Llegamos a la casa, y entre la nieve blanca e inmaculada y la decoración. Parecía una casa de película. Mamá había traído nuestras cosas de casa, con las que siempre decorábamos el árbol y el jardín. Es como sí estuviera allí.

Bajamos las maletas y esta vez me metí en una habitación sola. Estaba un poco cabreada con Cara. Bueno, mucho.

Bajé a ver a mis abuelos. Saludé a los elfos que estaban en la cocina haciendo la comida y a la abuela que estaba leyendo en el comedor.

Vi al abuelo en el jardín, mirando las plantas. Ese hombre, aunque tuviera elfos seguiría haciendo su sencilla vida.
Salí corriendo hacia el y le dí y abrazó enorme. Me encantaba su olor. Era como a galletas pero también mezclado con un perfuma de hombre. En definitiva, me encantaba el.

Estuvimos hablando de como me había ido el curso, las notas, los amigos y todos eso sentados en un banco al lado del rosal amarillo hasta que la abuela nos llamó a la mesa.

La comida fue muy animada, ya estaba mamá en ella y comentaba con gran entusiasmo cada vivencia suya en el colegio. Me dijo que estaba muy orgullosa de mi. Y eso me gustó mucho.
Como no, salió el asunto de Donald. Entonces hice oídos sordos, no quería decirles que yo lo sabía y lo encubrí. No quería volver a pasarlo mal por no haber frenado a los alumnos como solía hacer.

La comida, que fue en lo que me centré para eludirme de la conersacion, estaba muy rica. Ya no me parecía una cantidad excesiva de comida, comparado con Hogwarts, esto es basura.

- Yo creo que Donald lo único que quiere es llamar la atención. Por eso hizo tal cosa.- escuché opinar a Cara. NO.ERA.POSIBLE. No había dicho lo que creía que había dicho.

Me levanté enfadada de la mesa y con mucho genio y pisando fuerte me fui a mi cuarto. Me tumbé en mi cama maldiciendo a mi hermana. ¿Qué le habían hecho? Ella no era así. ¿En qué la habrían convertido? ¿Y es Slytherin la peor de las casas? Já, me río. Ravenclaw es peor. Ha cambiado a mi hermana para peor. Antes no era tan superficial, ni tan criticona, ni suabona. Quiero a mi hermana. No a esto que me han traído.

Alguien me sacó de los pensamientos llamando a la puerta. Abrió con cuidado. Era mi abuelo, le hice una señal para que pasara.

Se dejó caer pesadamente en mi cama.

- Yo tampoco entiendo que tiene de malo que dos personas se quieran, cariño. Creo que tu abuela y tu mamá no estaban siendo justas con tu primo.

- Y Cara menos, ¿qué sabrá ella de su vida? Nada.- dije muy enfadada.

- Noto cierto desprecio. ¿Ha pasado algo que pueda saber....?

- Las chicas con las que se junta la han cambiado, ya no es ella. No es la misma chica que viste en tu casa hace tres meses. Ella ya no está. Parece ella, pero no lo es.

- Cariño.- dijo mi abuelo abrazándome.- la gente cambia, y a veces los cambios son buenos, pero otros no son los acertados. Pero nosotros no podemos obligar al cambio. La madurez determina los cambios.- me dijo dulce y filosóficamente.

Entonces empecé a llorar, desconosoladamente. La idea de perder a mi hermana para siempre era demasiado. De no ser la misma de siempre dolía. La idea de que nadie jamás sea como yo les conocí, da miedo.

- Yo, como ya he dicho antes, creo que Donald no hizo mal. Se quieren, ¿por qué dos personas no se pueden querer? Yo con tu abuela me llevo siete años.

- Yo tampoco lo entiendo, abuelo. Es injusto. Además ahora la gente juzga de mala gana a Donald y eso no me diera bien.- dije sorbiendome los mocos.

- Las normas a veces son estúpidas. Pero están para romperse, y tu primo ha sido un valiente haciéndolo.

- Estoy de acuerdo.- dije echándome en mi abuelo.

Tras el sofocón me quedé dormida encima de mi abuelo. Soñé que todo volvía a la normalidad. Ojalá fuera así.

Cuando desperté, el abuelo no estaba allí. Había una nota. Se que era suya, por su letra. Decía que me esperaría abajo para hacer un pastel para merendar.

Lo pasamos genial haciendo el pastel, aunque mi abuela no opiné lo mismo. Acabamos de chocolate, azúcar y harina, entre otros ingrediente, hasta las cejas.

Nos salió riquísimo. Me lo comí casi todo yo sola, pero estaba bien merecido.

El resto de la tarde me dediqué a jugar con los chicos a un juego de mesa. Cara se la pasó escribiendo a sus amigas.

Como no, gané al juego. Mi vena de competencia salió cuando más falta me hacía y gané. Dyl se enfadó diciendo que era imposible. Pero con una guerra de cosquillas se nos pasó todo.

Tras una buena ducha de agua caliente me puse mi pijama de invierno, y bajé a cenar. Echaba de menos cenar en pijama. En el colegio no podía hacerlo.

La cena fue distinta a la comida. Hablamos de que mañana llegarían todos mis primos y tíos. Y que sería muy incómodo y tal. La buela nos estuvo contando cosas de la familia. Pero no nos interesaba así que me subí con los chicos a su habitación.

- Vamos al jugar a un juego.- dijo Logan.

- ¿Qué juego?- dijimos yo y Dyl a la par.

- Verdad o atrevimiento.- dijo el como sí fuera obvio que era a ese al quede refería.

- Uuuh, ni hablar. Me marcho.- dije levantandome.

- ¿Tienes miedo de contar algo?- dijo Logan pícaro.

- Yo no tengo miedo.

- Pues estas, literalmente huyendo de la situación.- le apoyó Dyl.

- Venga, vale. Me quedo.

Nos sentamos con las piernas recogidas como indios en a cama de Logan. Bueno el no. Su pie no lo podía poner de formas que le dañaran el pie todavía.

Me toco, como no, a mi primera.

- Atrevimiento.- no iba a coger verdad, no con ellos. Son muy maliciosos cuando se tratan de estos juegos.
Cuchichearon tendidamente.

- ¿A qué lo te atreves...- dijo Dyl.

-... A decirnos que te traes con Fred?- acabó la frase Logan.

- Y dale. Que no mareéis más la perdiz. No hay nada, no habrá nada. Es más. Me cae mal. No se sí se nota.

- Vale, nos ha quedado claro.- dijo Dyl mientras reía

- Te toca cojito.-dije refiriendome a Loga.

- Verdad.- dije el con naturalidad.

- Cagado.-replicó Dyl.

- Bueno pues...- empezó a decir.

- Shhh, tarde.- dije con mi pregunta ya en mente.

- Dispara.- dijo Logan apuntandome con los dedos como si fuera una pistola.

- ¿Quién es la chica de Ravenclaw de la que tanto hablas?- sus ojos se abrieron de par en par.- aunque parezca que no escucho, lo oigo todo, hermano.

Buenaaaaaaas. Otro capiulo de la novela. Con siempre, espero que os guste. Mil gracias por leer, votar y conentar. Sois los mejores. Os amo.

Besos de azúcar,
Andrea

Conociendo HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora