Epílogo

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Cinco años después...

Salí del trabajo después de que la última cliente se fuera. Mi jefe me tiene dicho que en verano cierre antes, la gente no suele ir a una herbolería más tarde de las ocho de la tarde. Así que le hice caso. Y al ser viernes, pues me alegré más todavía.

Cuando salí, había mucha gente en el callejón paseando. Gente de todo tipo y vestida de toda forma. ¿Quién me diría a mi que hace diez años iba a acabar aquí?

Volví a la Madriguera en un abrir y cerrar de ojos. Con lo que me había costado aprender a aparecerme y lo fácil que se me hacía ahora.

Cuando llegué la familia había empezado a llegar. Y eso me estaba poniendo de los nervios. Entiendo que el cumple de tío Harry sea importante, pero hay familiares que ya... Estorban. Como los niños de los primos que ya eran más mayores.

Pero lo que más nerviosa me ponía es que Fred regresaba a casa. Sí, como esa película de Vuelve a Casa por Navidad, pero en verano, que es nuestra fecha señalada.

Y es que por mucho que intentara olvidarme de él, concienciarme de que él habría rehecho su vida... No era capaz de dejarle ir de mi corazón. Cuando Rox me dio la noticia me dio taquicardia por un largo rato, a lo que ella sonreía, feliz de haber acertado con su estúpida liremancia.

Pero hoy era el día. Y la verdad, sé que me llevaré un palo muy grande.

Sí, fui yo quien lo dejó en un mal momento con una excusa horrible y de forma muy fea. Sí. Lo reconozco. Y también reconozco que fue el mayor error de mi vida.

No había ni cruzado la puerta cuando oí algo estallar y a algún niño chillar. Suspiré. Les amaba tanto... Esta familia me había acogido como suya y ahora... Se me hacía raro que alguien me llamase Digou.

Entré esperando lo peor. Kevin Lupin, el hijo de Teddy y Vic, que cumpliría este próximo año, 5 años, estaba riendo a carcajadas porque la pluma de Liam, el hermano pequeño, había explotado.

Limpié el estropicio cuando Vic les regañaba a ambos y Teddy reprimía la risa.

- Anda que, llega la tita de trabajar y le hacéis limpiar todo. ¿No os da vergüenza?- oí a Vic.

- Sólo son niños, es peor cuando tengo que limpiar la casa.- dije quitándole importancia al asunto.

Yo vivía con los abuelos Robert y Sarah, y Cara venía todos los días a pasar tiempo con la abuela. Después de conseguir estudiar medimagia, cada día iba a estudiarla y a ayudarle a avanzar. Ahora le hemos enseñado la televisión y se pasa las horas muertas viendo dibujos animados frene a él.

- WEASLEYS, LA CENA ESTÁ SERVIDA.- gritó la abuela Molly y corrí a sentarme en la mesa como el resto de la gente. La estampida ya no me asustaba.

- ¿No esperamos a Fred? Dijo que llegaría para la cena.- preguntó George, reavivado mi ansiedad.

Teo, sentado a mi lado me cogió la mano. Dándome su apoyo.

Él había insistido, desde que le dejé, en que no perdiésemos el contacto, pero yo no quise seguirlo, aún así, él siempre me comentaba la vida de Fred, se las pasaba hablando de él sin parar. Pero no es lo mismo lo que dice Teo, que lo que de verdad tiene que decir Fred. Y desde que anunció su llegada, Teo ha estado animándome a intentarlo de nuevo. Su constancia es infinita, y aplastante. Es decir, ha sido un verdadero pelmazo con el tema.

Alguien abrió la puerta.

Me entraron ganas de llorar. Pero una mujer no llora por ver al amor de su vida sucio y como un mochilero, no, se reserva y llorar luego.

Conociendo HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora