Capitulo 5 Callejón Digon

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Al acabar el desayuno estuvimos hablando con mis primos. Y sí, esta vez, Lucius participó. Nos habló de cómo recordaba su primer año y anécdotas de profesores y alumnos.

Poco más tarde bajaron mis hermanos y se llevaron a Lucius, encajaron tan bien con él, que lo hicieron parecer hasta fácil. Y también bajaron mis padres, vi que mi padre tenía mejor cara, incluso saludó en inglés. Me gustaba verlo feliz e interactúando con la familia.

Por la mañana nos llevaron al Callejón Digon. El mercado de gente mágica a través de una pared, todavía sigo flipando en colores.

Fuimos primero a la tienda de túnicas. Compramos unas túnicas y uniformes con dinero muy raro. No era la libra de Inglaterra, sino otro más raro. Ahora nos dirigíamos a Ollivanders. Mis primos dicen que es una tienda de varitas. Nos dejaron a nosotros solos. Era una tienda pequeña y rústica. Y al entrar había dos gemelos pelirrojos pidiendo varitas. Observamos cómo era eso de escogerlas, y lo gracioso es que tú no la eliges, ella te elige a ti. Salieron de allí los pelirrojos que nos miraron a Cara y a mi con unas caras insinuantes.

Que rara es la gente mágica.

Llegó nuestro turno, el primero fue Logan. Su varita era muy chula, de encina de color negro, con núcleo de no se qué. Luego, Cara, la suya era muy fea, no me gustó nada de nada, era torcida e irregular y de olivo español, que va no me gustaba. Luego fue Dylan, que no nos quiso enseñar la suya. Y luego llegó mi turno. Me latía el corazón muy rápido. El señor que atendía, tuvo que sacar cuatro o cinco, hasta que una brilló y quedé ensimismada. Me gustaba mucho la mía, más que la de Logan. Era de madera de ficus, con un grabado de flores muy bonita y color madera, no como la de Logan.

Salimos y mamá nos miró las varitas. Y al contrario que a mi, dijo que la varita de Cara parecía muy poderosa. Pero no podía ser, ¡sí estaba toda torcida!

Luego íbamos a la librería y pasamos por delante de una tienda de animales. Vi una lechuza que me enamoró.

- ¿Te gusta cariño? ¿Quieres que la compremos? Nos vendría bien para mandarnos cartas. En el mundo mágico no existe internet o teléfono.

- Sí, por favor. Es súper bonito.

Y me lo quedé, mientras mis hermanos elegían una mascota, ya que ellos querían una mascota porque yo tenía una lechuza; me dediqué a pensar un nombre para mi lechuza. Era marrón cita clarita, y me recordaba al chocolate. Así que decidí llamarle Chocolate.

Mi hermano Logan se llevó un sapo, al cual le puso Monada, sólo por contradecirnos a mi y a Cara que decíamos que era horrible. Cara cogió un hurón albino, al que llamó Blanche, por jorobar a Logan. Y Dylan, él se llevó otra lechuza, argumentando que la compartiría con Logan, a la que llamó Hermes, como el mensajero de los dioses griegos.

Llegamos a la librería, y mamá decidió que entraría ella sola, ya que, como en Ollivanders, era una tienda pequeña y estaba abarrotada. Nosotros fuimos a comprar chucherías mágicas de esas. Me comí una rana de chocolate y Lena me invitó a unos súperinchables, algo parecido a los chicles de toda la vida.

Mamá salió una hora más tarde de la librería con cuatro montones de libros iguales, culpables.

Ayudamos a mamá y volvimos a casa de los abuelos.

Al volver dos chicos estaban en la casa, supongo que Chase y Donald, mis otros dos primos. Ya que la abuela dijo que venían por la tarde.

Subimos los libros a las habitaciones y nos encontramos, por lo menos en la de Cara y mía, dos baúles, tenían una nota encima. Con una letra bien enlazada leí: " los magos no usan maletas, os he comprado estas, un beso, el abuelo".

Definitivamente iba a amar a este hombre lo inimaginable, me pasaría los veranos en su mansión.

Cambié mi ropa al baúl que ponía Ed. Me gustaba, ya que así, Ed, era como se llamaba uno de mis cantantes favoritos. Y metí los libros. Mamá nos subió los libros, ¡flotando en el aire! No sé cómo lo había hecho, pero quería aprenderlo.

Cada vez me gustaba más este mundo, me encantaría encajar aquí más que en el mundo "muggle". Todavía estoy intentando descifrar que significado y connotaciones tiene, no vaya a ser que sea un insulto y esté aquí como una tonta.

Entonces Cara y yo, más felices que unas perdices, ya que nos pasamos la mañana de compras, bajamos a conocer a otros dos primos nuevos, que, esperemos nos caigan tan bien como Lena y Lucius.

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