Capítulo 69.

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Maratón 4/4

Me caí en la cama de culo. Estaba en shock.

No podía parar de pensar que Fred tenía razón. Nos habían tendido una trampa y había comenzado como él dijo, separándonos de los unos a los otros.

No lloré, no creo que me quedaran lágrimas para llorar.

Me cambié de ropa sin decir nada mientras Cara seguía llorando y sorbiendo sus mocos, cuando iba a decirle que no pasaba nada que lo solucionaría, McGonagall entró en mi habitación. Rápidamente estaba abrazándonos, algo que me pareció muy raro, pero supongo que ella también tiene su corazón.

- ¿Han sido ellos, verdad? Los mismos que mataron a mis padre y secuestraron a mis abuelos. Todo porque se dejó a uno en libertad. ¿Me estoy equivocando, Minerva?- le pregunté muy seria. No sé ni yo misma cómo había llegado a esa conclusión tan pronto.

- Sí, fue él, volvió a reclutar a más gente. Ahora sabemos que ese joven es la cabeza de las operaciones.- comenzó a negar con la cabeza.- No se debe juzgar un libro por su portada.

- ¿Qué van a hacer al respecto? ¿Cómo pudieron entrar? ¿Es que esto no tiene vigilancia?- mis preguntas iban directas a su corazón, pero mi parte empática por los demás se ha esfumado ahora que mis hermanos han sido secuestrados.

- Debes saber algo más.- Yo ya me temía lo peor. Cara me apretó fuerte la mano.- Chase intentó evitarlo. Y ahora está en cuidados intensivos en San Mungo. Le aplicaron la maldición cruciatus.

Cara fue la que ahora me abrazó.

Sí, yo fui la que cuando conocí a mi primo le pegó un puñetazo en la cara por comerse mis crêpes, pero después hemos ido congeniando poco a poco y ahora nos llevábamos muy bien. Y era mi guardaespaldas aquí, ahora estaba más sola todavía.

Me hundí más en mi pero no dejé verlo a nadie. Salí a la sala común, donde la gente ya me miraba.

Sí, los Digou volvíamos a ser el centro de atención por culpa de La Mano Negra. Sí, así se hicieron llamar, sin originalidad ninguna los idiotas.

Encontré a Rox y a Teo muy juntitos, aunque estaban algo tristes, ver a Rox sentada encima de él y a él con su cara en su cuello me alegró un poco. Por lo menos algo salió bien anoche. Bueno, a mí alguna que otra cosa también me salió bien, pero no iba a pensar en el chico misterioso ahora. Mis hermanos me necesitan.

Llegué a ellos y más primos Weasley se nos juntaron, los pocos que quedábamos en Hogwarts. Me sorprendió una barbaridad ver entre ellos a Albus Potter, pero era una grata sorpresa, a decir la verdad.

Fred y George me abrazaron corriendo.

- Los encontraremos, Jefa.- me dijo Fred y eso me tranquilizó un poco, saber que no tenía que cargar yo con todo el peso como me pasó la primera vez.

- Voy a matar a ese hijo de puta.- le dije.

- Claro que le mataremos. Nadie se mete con los Weasley.- afirmó George.

- Ni se os ocurra.- nos paró Longbottom cuando íbamos a salir de la sala común. Bufé frustrada, porque a la que cogió del codo para que no huyeron fue a mi.

- Son mis hermanos. No me voy a quedar de brazos cruzados, Longbottom.- le chillé.

- No podemos dejar que los alumnos vayan y se tomen la justicia por su mano. Además, ¿tienes idea de dónde pueden estar, Emma?- me había pillado.- No tienes una mínima idea de dónde te quieres meter. Yo sí, por eso no te voy a dejar. Además, el ministerio no quiere hacer cundir el pánico por la población, llevará éste caso con discreción. Vuestro tío Harry y vuestro tío Ron ya están en su búsqueda.- me miró ahora solo a mi de nuevo.- Ahora saca esa competitividad que tanto te caracteriza y gana, ganar es la primera prueba de que seas capaz de luchar. Si ganas, te dejaré que vayas a luchar por tus hermanos.

Si antes no tenía un motivo claro para ganar, he aquí el primero y el último. Yo lucharía por mis hermanos.

Salí corriendo a las habitaciones de los chicos, cuando llegué a la de Logan, había un chico vistiéndose y se tapó rápidamente. Yo sólo buscaba mi artilugio, ya sólo faltaba menos de un mes para la segunda prueba y no sabía que narices me tenía que preparar.

Lo encontré dentro de una caja con un candado que tuve que destruir.

Bajé a la sala común y me prometí a mí misma que no me movería de allí hasta que supiera como sacarle la información a esa cosa.

Por un momento se me ocurrió preguntarle a Eric, luego pensé que ahora sí que éramos verdaderos rivales, y no le pediría ni agua en el desierto si así podía ganar.

Teo se sentó a mi lado.

- Sé que esto era cosa tuya y de Logan, pero, yo también estuve pensando en una solución para ésto.- señaló el cachivache.

- ¿Cómo?- pregunté.

- ¿Ves ese tubo de ahí? Creo que hay que hacer una poción para abrirla. Y, ¿ves estás rayas del lado? Si las miramos de éste lado podemos ver que pone algo en otro idioma.- estaba, literalmente, con la boca abierta.- ¿Conoces a alguien que sepa éste idioma?

La primera persona que se me vino a la cabeza era el chico de anoche. Asentí.

- Pero no sé cómo se llama.

Él me miró confuso.

- Y puede que... Que sólo reconozca una parte de su cara...

- ¿Es el chico de ayer, Em?

Yo no sabía que él me había visto. A saber cuanta gente nos había visto... Qué vergüenza, sólo esperaba... Para que esperar, seguramente ese capullita tuviera ya un reportaje fotográfico de nosotros.

Asentí algo roja. Él puso una mueca.

- Em, era Fred con el pelo castaño, ayer practicando Transformaciones no era capaz de volver a ponerlo como estaba y tuvo que ir así al baile. No es de Dumstrang.

En este momento, todo se me vino abajo de nuevo. No aguantaba más, sólo tenía ganas de gritar, y eso fue lo que hice, salir corriendo al valle donde se encontraba el castillo que parecía de dibujos animados y grité maldiciendo mi mala suerte y de todo.

Bueno, aquí acaba mi maratón de reconciliación con mis seguidores... Espero que os haya valido y me perdonéis.

Por otra parte, quiero que me digáis que os parece esto.

Besos de azúcar,

Andrea 🙌💕

Conociendo HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora