Siete semanas más tarde...
—¿Dónde vas? Tenemos muchas cosas que hacer, prima.
Era totalmente cierto. Debíamos apresurarnos lo más que pudiésemos, ya que los pasajes habían salido de improviso.
—Volveré enseguida, Helen —avisé—. Quiero ver a Will antes de irnos.
—Oh, era eso —ella sonrió ampliamente—. Ve, yo me encargo de todo.
—Solo iré a despedirme —aclaré—. Volveré enseguida.
Rodó los ojos. —Bien, pero deberías quedarte un rato con él. Digo, es solo una sugerencia.
Negué con la cabeza, sonriendo, y salí de la casa.
De inmediato tomé un taxi, para minutos más tarde encontrarme frente a la casa de William.
Teclee un mensaje diciendo que estaba fuera, y segundos más tarde lo vi salir.
—¡Amor mío! —gritó, corriendo hacia mi.
Reí, para luego dejar que sus cálidos brazos me cubrieran.
—¿Quieres entrar? —preguntó, sonriente.
—La verdad, preferiría...
—Venga, que ya le he dicho a mi madre que estás aquí.
Suspire resignada, para luego entrar a su lado.
—¡Nina! —gritó, la señora Philips, en cuanto me vio—. Que gusto tenerte en mi casa.
Anne era una mujer realmente preciosa, atenta, y muy inteligente. William se parecía tanto a ella.
—El gusto es mío —le sonreí.
—Que lástima me da no poder quedarme con ustedes, pero tengo que irme a trabajar.
—Será para la próxima, mamá —intervino, William.
—Claro —hizo una mueca—. Nos vemos hijo, adiós preciosa.
«Preciosa.»
—Adiós —traté de sonreír.
«Ese apodo.»
En cuanto ella salió, Will se acercó a mi.
—¿Estás bien? —preguntó, preocupado—. Lo siento, Nina, ella no sabe nada de...
—Lo sé, tranquilo —lo interrumpí—. Estoy bien.
Asintió. Caminamos hacia el sofá, donde me senté y Will se unió minutos después de ir a la cocina por limonada.
—¿Piensas buscarlo? —preguntó, siendo sumamente cuidadoso.
¿Pensaba hacerlo? Ni yo estaba tan segura de la respuesta para esa pregunta, pero aún así contesté.
—Sí. Necesito saber qué fue lo que sucedió.
—Pero... ¿estás segura?
—No, pero tengo que hacerlo Will —respondí, siendo totalmente sincera—. Puede que algo que haya pasado y...
Se levantó del sofá enfadado.
—Es un jodido gilipollas, Nina —declaró—. Un imbécil que no entiende la clase de chica que esta perdiendo.
—William...
—No lo defiendas, ni se te ocurra, Nina —advirtió—. Sabés muy bien que lo que digo es cierto.
Lo que menos quería era mostrarme débil frente a él, pero en ese momento no pude más y las lágrimas no tardaron en caer por mis mejillas.
Se acercó rápidamente. Se matuvo abrazándome fuertemente.
—Lo siento, bonita —se disculpo—. No quise hablarte así. No debí.
—Lo quiero, Will —dije, entre lágrimas—. Lo quiero demasiado.
Acarició mi cabello, mientras empapaba su camisa con mis lágrimas.
—Es un imbécil —levantó mi cabeza delicadamente—. Pero ahora yo estoy aquí, y mientras lo esté, nada ni nadie podra lastimarte.
Y a pesar de todo, él me hizo sonreír.
Aun así no podía evitar pensar en Shawn a cada segundo. No entendía como todo había llegado a tal extremo.
La primera semana, se había mantenido fiel a su palabra. Me había llamado cada noche, sin falta. Pero las siete semanas siguientes, no había recibido absolutamente nada. Ni una llamada, ni un mensaje, ni una carta, nada.
En reiteradas ocasiones había intentado comunicarme con él, mas no obtenía respuesta. Además, no había logrado hablar con ninguno de los chicos, quedándome casi sin opciones.
Todo el día me encontraba pensando en si le habría pasado algo o quizás, simplemente, había conseguido a alguien mejor que yo. Ambas ideas me torturaban a diario durante los últimos días.
Las únicas personas que se encargaban de intentar subir mi ánimo constantemente eran mis primos, mi padre, y William.
—Debo ir a empacar —avisé, separándome de él.
—Te acompaño —sonrió, para luego abrazarme por los hombros.
(...)
Nos encontrábamos a minutos de abordar en avión. William había insistido en acompañarme hasta que nos fueramos, y nadie se había negado a que lo hiciera.
—Nina, es hora de subir —avisó, mi padre.
Helen, Travis y George se despidieron de Will para luego encaminarse a la sala de abordaje.
—Gracias por todo, Will —lo abracé fuertemente.
—Me harás una falta enorme —dijo, sin soltarme—. Cuídate mucho, bonita.
—Y tú a mi —le correspondí.
—Llámame —pidió, sonriente—. O lo haré yo.
—No te preocupes, yo lo haré —prometí, riendo.
Le di un último abrazo, para después dar la vuelta e unirme a mi familia.
—¡Nina! —gritó, haciéndome voltear.
En menos de un minutos sus labios se unían con los míos. En cosa de segundos, e inconscientemente, mis ojos se cerraron.
Pero... ¡¿Qué rayos... me había besado?! Joder que sí. ¡Will, me había besado!
—Pase lo que pase, estaré esperándote, bonita —sonrió, para posteriormente darse la vuelta e irse.
ESTÁS LEYENDO
Strings; memories never die✨ ➳s.m
Fanfic"-Jamás lo lograría, porque los recuerdos nunca mueren... Nuestros recuerdos nunca morirán, Shawn." Estrictamente prohibida la copia parcial o completa de la historia.