Oí los pasos de Franklin acercándose a la puerta, y sin saber donde esconderme, recurrí a la habitación más cercana. Para mi suerte, estaba vacía.
Desde mi posición, observé sigilosamente la situación; Bosworth se encontraba a punto de salir, mas dio la vuelta para hablar nuevamente.
—Camina, vendrás conmigo.
De inmediato me puse tensa. ¿Por qué quería que fuese con él? Esto no era una buena señal. No podía serlo.
Mis ganas de arrancarle la cabeza a Franklin aumentaron al ver salir a Shawn; caminaba lentamente, como si no tuviese fuerzas ni siquiera para moverse, y estaba evidentemente más delgado. Su ropa estaba sucia, y en su rostro habían ciertas manchas, moretones obviamente provocados por golpes.
Verlo en aquella condición simplemente me partió el alma. Me sentía jodidamente culpable, y con toda la razón, porque era mí culpa. Él no lo merecía. No merecía tener que pasar por nada de esto.
Sin quererlo suspire. Franklin se detuvo de inmediato frente a la habitación.
Luego de varios minutos, decidió irse.
—Camina —le ordenó—. Vamos a acabar con esto.
Dicho eso, desapareció por el pasillo llevándose a Shawn consigo.
Antes de salir de la habitación, tomé otra arma que allí había y la metí en mi pantalón.
—Vamos a hacerlo —dije, en voz alta.
(...)
Me deslicé por los pasillos silenciosamente, hasta llegar a donde se encontraba; fumando un cigarrillo tranquilamente, sentado en un sofá, en la sala. Shawn ya no estaba con él y temí que le hubiese pasado algo.
Agradecí mentalmente que me estuviese dando la espalda. Bajé rápidamente las escaleras, pero con cuidado de no hacer ruido. En cuanto estuve cerca apoyé mi arma en su nuca y la cargué.
—¿Dónde rayos está Shawn?
Rió despacio.
—Nina —pronunció—. ¿Qué haces, mi pequeña Nina?
—No me llames así —le advertí—. ¡Sólo responde, maldita sea!
—Por más que me gustaría ayudarte, no puedo decírtelo, amor.
—¡Que me lo digas, joder!
Para esas alturas, ya no tenía idea de lo que era la paciencia o la cordura. Quería a Shawn devuelta, y eso era todo lo que me importaba.
—¿Por qué no bajas el arma? Por favor, ambos sabemos que no vas a hacerlo, Nina.
—No juegues conmigo —le advertí—. Sabes bien de lo que soy capaz.
—Arreglemos esto como personas civilizadas, ¿quieres? Podemos...
—¿No lo entiendes? —le interrumpí—. Mira, Bosworth, juro que si no me dices pronto donde está él, no dudaré en atravesarte una bala en la cabeza.
—No puedo hacerlo.
—¿Por qué? ¿Por qué siquiera haces esto?
—Quiero, que vuelvas —respondió—. Te necesito, Nina.
—¿Qué?
—Te necesito —volvió a decir—. Los chicos de ahora no logran aprender, son tan ileales e idiotas, simplemente no se puede confiar en ellos, ¿sabés? Te entrené como a nadie más, eras la mejor de mis aprendices, lo sigues siendo, y te necesito. Vuelve, y dejaré libre al chico.
—¿Estás loco? No volveré a trabajar contigo.
Ni siquiera estaba segura de lo que había dicho, es decir, ¿cómo estarlo? Daría lo que fuera para sacar a Shawn de allí, incluso volver a trabajar a ese asqueroso lugar.
—Ese es el trato. Tú vuelves y yo libero a Mendes. Si no lo haces, nadie se irá.
—Voy a salir de aquí cueste lo que cueste, y Shawn vendrá conmigo.
—Sabés que con un solo movimiento mío ambos estarían muertos en menos de un segundo, ¿cierto?
—Tengo a todo tu personal encerrado bajo llave en la habitación donde me tenías —le informé.
—No a todos.
Fruncí el ceño y de pronto había alguien apuntándome tal y como yo lo hacía con Bosworth.
—Es un placer volver a verte —habló, en mi oído.
El contacto de sus labios con mi piel no me causó más que asco y repulsión. Reconocí de inmediato su voz.
—Jonathan —susurre.
—El mismo, hermosa.
Nuevamente, asco y repulsión total.
—Ha pasado mucho desde la última vez que nos vimos, en aquel incidente, ya sabes. Pero en estos días, me he encargado de que tu novio pague por ciertas cosas.
Sentí mi sangre hervir, y tuve una incontrolables ganas de darme la vuelta y golpear a aquel imbécil con todas mis fuerzas.
—Veo que ya conoces a mi hijo —habló, Franklin.
—¿Hijo?
Y en ese momento no le podía encontrar más sentido a aquel dicho; de tal palo tal astilla.
—Así es, y no es el único —sonrió maliciosamente—. ¿Quieres conocer a mi otro muchacho?
Oí a Jonathan reír.
—¡Noah! Ven aquí, nuestra invitada quiere conocerte.
Fruncí el ceño.
—Perdonalo, es algo tímido —hablo nuevamente.
Y puedo jurar que casi se me cae la cara cuando apareció frente a nosotros. Mi corazón se detuvo por un par de segundos, hasta dejé de respirar.
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Strings; memories never die✨ ➳s.m
Fiksi Penggemar"-Jamás lo lograría, porque los recuerdos nunca mueren... Nuestros recuerdos nunca morirán, Shawn." Estrictamente prohibida la copia parcial o completa de la historia.