XLVIII✨

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Dos semanas. Dos semanas y aún no conseguía escapar, mucho menos ver a Shawn.

La habitación ahora tenía cámaras en cada esquina, excepto, y gracias a Dios, en el cuarto de baño. Bosworth se había encargado de que sus secuaces sellaran perfectamente los ductos de ventilación, aparte de mantenerme totalmente vigilada.

Traté de encontrar por enésima vez la pistola que había escondido en la habitación antes de ir en búsqueda de Shawn.

Shawn... Lo necesitaba tanto.

Lo peor de todo era que ahora estaba más que confundida. Él había dicho que no me había engañado, había dicho que me amaba. Y a pesar de tener claro que aquello podía ser una mentira, yo quería creerle. Cada parte de mi quería creer en sus palabras.

Escuché la cerradura de la puerta abrirse, por lo que de inmediato volví a la cama.

Uno hombre atravesó por la puerta trayendo consigo una bandeja con comida. Lo miré con repulsión.

Durante los días que llevaba aquí, cada vez que alguien me traía comida se quedaba en la habitación hasta que terminase. Al haberme negado a comer, y al tener ellos prohibido tocarme, simplemente se llevaban la bandeja luego de dos o tres horas, y más tarde aparecían nuevamente.

Mas esta vez fue diferente. El hombre dejó la bandeja de plata sobre la cama y se retiró de la habitación, no sin antes decir:

—Si no quieres que el jefe se entere de que no haz comido, por favor, termínate toda esa bandeja.

Sonreí para mis adentros, comenzando a planear todo inmediatamente.

Comí un poco para tener algo de fuerzas, luego boté a la basura lo demás.

Suspire, armándome de valor. Solo quedaba esperar, esta era mi oportunidad.

Luego de una o dos horas, mi objetivo apareció en la habitación nuevamente. Me escondí tras la puerta, y en cuanto estuvo dentro, lo golpee fuertemente en la cabeza con la bandeja.

—Lo siento, hasta me habías caído bien —le dije—. Pero tienes que hacer lo que tienes que hacer.

Arrastre su cuerpo hasta el sillón. Le quité el arma y también la llave del cuarto.

—Bueno, ya me voy —volví a hablarle, sin saber porqué—. Iré a salvar mi novio de las asquerosas manos de tu jefe, ya sabes, lo típico. Deséame suerte.

Caminé hasta la puerta y nuevamente me escondí atrás de esta, para luego gritar y con esto provocar que los demás idiotas entraran en la habitación.

Salí rápidamente al ver a todos junto al cuerpo del hombre que continuaba inconsciente. Silenciosamente cerré la puerta con llave.

Afuera no había ningún guardia, todos y cada uno habían entrado, al menos los de ese pasillo.

¿Y ahora? No lo sabía. No conocía este lugar, sólo me quedaba seguir mis instintos y era exactamente lo que haría.

Me moví por la casa, cuidadosamente. Habían tantas habitaciones que era imposible saber con certeza en cual se encontraba Shawn.

Me detuve cuando escuché voces en uno de los cuartos.

—¡No voy a alejarme de ella! Ya la perdí una vez, no permitiré que vuelva a pasar.

Mi corazón se aceleró al escuchar su voz. Tuve una enormes ganas de entrar y... Si tan sólo las cosas fueran más fáciles.

—Pues si no lo haces... —lo reconocí enseguida; Bosworth.

—No lo haré —repitió—. La amo, y nada ni nadie me alejara de ella.

—¿Qué pensaría ella si se enterara de la verdad? —le preguntó—. Si se enterara de que el accidente fue tu culpa, y que en cuanto supiste sobre su repentina y trágica perdida de memoria, huiste. La dejaste sola cuando más te necesitaba. Dime, ¿que pensaría de eso?

—Las cosas no sucedieron así —protestó él—. Nunca quise alejarme de ella, si lo hice fue porque... Porque estuve en la obligación.

Franklin rió irónicamente.

—Explicame eso, Shawn.

—Es cierto, lo del accidente fue mi culpa. Jamás debí haberla expuesto así, jamás debí enseñarle a conducir la motocicleta. Soy un imbécil por no haber previsto que algo podía pasarle.

A cada palabra de Shawn más recuerdos volvían a mi. Mi padre me había mentido, ese día jamás estuve con él.

—Pero... lo que menos quería era alejarme de ella. Estuve allí todo el tiempo que estuvo en el hospital, a su lado, esperando y deseando con todas mis fuerzas que despertara. ¡La amaba! Lo sigo haciendo.

—Conmovedor, mucho, de hecho.

La voz de Franklin parecía hablar en serio, no se percibía aquella pizca de ironía, sarcasmo y rabia que siempre había en ella.

—Fue su propia madre quien me obligó a alejarme de ella. A todos. No quería que nadie se acercara a Nina, quería que empezara una vida nueva, olvidando todo y a todos, sobretodo... a mi.

Franklin guardó silencio, supuse que para dejarlo continuar.

—Su primo Travis junto con su madre fueron los responsables. Le dijeron a mi padre un montón de mierda, que obviamente él creyó. Nos obligó a marcharnos ese mismo día. Por más que me opuse, él se mantuvo firme, y no pude hacer nada contra su decisión...

Lo oí suspirar antes de continuar.

—Más tarde, intenté volver a encontrarla. La busqué durante meses, pero parecía que su madre la había sacado del mapa. No estaba en ninguna parte. Nunca perdí la esperanzas y nunca dejé de buscarla. Cuando la vi llegar al instituto... simplemente no lo creía, era demasiado irreal. El destino nos volvió a juntar, sin saberlo ella volvió a mí y no permitiré que la vuelvan a alejar.

Franklin suspiró.

—Es una linda historia, Mendes, lo reconozco —le dijo—. Pero esa chica me pertenece.

Se me erizó la piel al oír eso.

—Ella no te pertenece.

—Chico, debiste alejarte cuando te di la oportunidad, años atrás.

—No me vas a separar de ella —le recalcó—. La amo, nos amamos, jamás podrás contra eso.

—Eso esta por verse —dijo, en tono amenazador.

Strings; memories never die✨ ➳s.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora