Llevaba todo el día encerrada en mi habitación, escuchando música a todo volumen. Ya comenzaba a darme algo de hambre, así que decidí bajar para buscar algo de comer.
Baje las escaleras en dirección a la cocina, pero la voz de mi madre, que se encontraba sentada en el sofá con las manos entrelazadas, me detuvo.
—Nina, necesito hablar contigo... —Murmuró, con una expresión de preocupación.
Fruncí el ceño. No nos dirigiamos la palabra desde hace meses, y de un momento a otro a ella le daban ganas de... ¿hablar conmigo? No. Definitivamente algo paso, algo no muy bueno que digamos.
—¿Qué quieres? —Pregunté, en tono indiferente.
—Yo... Yo... Ha pasado algo —respondió, nerviosa.
Caminé hasta el otro sofá y me senté. Miré su rostro y noté que había estado llorando.
Siempre he sido una persona fría e indiferente, y a pesar de que ella era mi "madre", eso no significaba nada para mi. Ella me había hecho cosas imposibles de perdonar. Así que digamos que no sentía mucha pena por el estado en el que se encontraba.
—Sé que será difícil, pero...
—Sin más vueltas —interrumpí—, solo dilo de una vez.
—Perdí el juicio —susurró, cubriéndose la cara con las manos.
Me quede sin habla por unos minutos y el silencio inundó la habitación. Esto debía ser una broma.
—¿Qué?— logré decir, aún en una especie de estado de shock.
—Perdí el juicio —repitió—, ahora tiene tu custodia...
—Mierda —maldecí, negando con la cabeza—, no puede ser.
—Tú vuelo sale mañana mismo, a las diez del día —avisó, evitando conectar su mirada con la mía.
—¿Qué?, ¿por qué tan pronto? —Pregunté, levantándome del sofá.
—Lo siento..., por esto, y por todo, lo siento mucho —susurró, tratando de poner una mano sobre mi hombro.
—No —dije, negando con la cabeza—. No hay necesidad de que mientas, sé muy bien que no lo sientes.
Se levantó, y comenzó a subir las escaleras rápidamente hasta su habitación, con lagrimas en los ojos.
Me iría a vivir con la persona que lo único que ha hecho por mi es darme su apellido, me iría a vivir con una persona que jamás había visto en mi vida, me iría a vivir con un completo desconocido, pero, me gustara o no, ese era... Mi padre.
(...)
—¿Puedo pasar? —Preguntó, tocando la puerta.
—Adelante —respondí, fríamente.
—Apágalo un momento, por favor —pidió, refiriéndose a mi equipo de música.
Cerró la puerta tras ella y se sentó a los pies de la cama.
No tenía muchas ganas de hablar, menos con ella, así que no apague la música, en cambio, sólo le baje un poco el volumen.
—¿Te encuentras bien? —Preguntó, siendo cuidadosa en su elección de palabras.
—¿Lo amabas? —Pregunté, en cambio.
—¿Qué? —Preguntó, atónita.
—¿Lo amabas? —Repetí la pregunta—, ¿amabas a mi padre?
—Sí —respondió, con firmeza—. Por supuesto que lo hacía.
Pude ver ese brillo en sus ojos, acompañado de lo que pareció ser una pequeña llama de esperanza, siendo encendida. Entonces lo tuve claro; estuvo y esta enamorada de él.
—¿Por qué nos abandono? —Pregunté, con tristeza.
El brillo en sus ojos pareció ser reemplazado por lagrimas. Guardo silencio un momento y luego habló por fin.
—Algún día... lo sabrás —respondió, escapando de inmediato.
—Dímelo —pedí, esperanzada—, por favor.
—No podrías comprenderlo...
—¿Como lo sabes? —Pregunté, interrumpiendola.
—No puedo decírtelo, sé que no me lo perdonarás, y terminaré de perderte... igual que a tu padre —dijo, mirándome fijamente.
—Siempre crees tener la razón en todo —repliqué, enfadada.
—¿Sabes algo? Ya no importa, nada de esto importa. Mañana serás su responsabilidad, y no tendré que cargar mas contigo. —Respondió, dejándome sorprendida.
Es una bipolar de mierda. Pero sí, es mi madre, y esas palabras muy en el fondo dolieron, y bastante, ¿eso era para ella? ¿solo una carga? Quizás al fin y al cabo, seria mejor irme con un desconocido que quedarme aquí con ella.
—Fuera de mi habitación, ahora —ordené, molesta.
Se levantó, y comenzó a caminar a la puerta, hasta que salió de la habitación sin decir una palabra mas.
Caminé hasta la puerta y le puse seguro, no sin antes escuchar que ella seguía ahí, llorando.
«Tarde... Muy tarde, "mamá".»
Me levanté de la cama e hice mis maletas, en una pequeña mochila metí las cosas mas importantes para mi.
Observe a mi alrededor y ya prácticamente no quedaba nada mío en la habitación. Tomé mi móvil y eran las dos de la mañana, así que opte por cepillar mis dientes, ponerme la pijama, e intentar dormir un poco.
Me acosté y comencé a pensar en que probablemente sería mi última noche en esta casa... Mi casa de infancia. Pero por otro lado, conocería a mi padre, y estaría en una nueva ciudad.
Tal vez, sólo tal vez, las cosas mejorarían. Al final, no puedo estar metida en más mierda de la que ya estoy...
Ciudad nueva, gente nueva... ¿Problemas nuevos?
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Strings; memories never die✨ ➳s.m
Hayran Kurgu"-Jamás lo lograría, porque los recuerdos nunca mueren... Nuestros recuerdos nunca morirán, Shawn." Estrictamente prohibida la copia parcial o completa de la historia.