LV✨

2.6K 231 32
                                    

Los días habían pasado lentamente, pero se podría decir que las cosas comenzaban a volver a la normalidad.

-¿Estás bien? -le pregunté al pelinegro a mí lado.

Se encogió de hombros.

-Supongo que sí -respondió-. Sólo quiero ver a mí hermano.

Asentí.

Sabía mejor que nadie lo mal que estaba. Podía engañar a todos los demás, pero a mi nunca. A pesar del tiempo que había pasado desde aquel día, el piloto del jet era uno de sus mejores amigos y su pérdida no era algo fácil de sobrellevar.

Giré la perilla de la puerta. Adentro se encontraba Jamie con una de las típicas batas de hospital y profundamente dormido.

Me acerqué por un lado de la cama y besé su mejilla, provocando que despertara de inmediato.

-¿Nina? -preguntó, frotándose los ojos-. Joder, eres la peor prima que puede existir. Llevo aquí más de dos semanas y es la segunda vez que me visitas.

-¡Hey! -lo golpee suavemente-. Eres un mentiroso, no mereces la sorpresa que te traje.

Había tenido que hace un gran esfuerzo para convencer a Travis de que visitara a su hermano. El pelinegro se había estado culpando de absolutamente todo lo que había pasado, incluso por lo que le sucedió a su hermano, eso por eso que se había negado a visitarlo.

Jamie frunció el ceño y yo le sonreí. Entonces dirigió su vista a Travis. Inmediatamente se levantó para abrazarlo.

Y esa fue, sin duda alguna, una de las imágenes más lindas que he visto.

-Eres un jodido imbécil, ¡pensé que te había sucedido algo! -exclamó, Jamie, separándose de su hermano.

Ambos sonrieron.

A pesar de que a veces tuviesen ganas de asesinarse mutuamente, sabía lo mucho que se querían. Travis protegía a su hermano como a su propia vida, y viceversa.

-Son unas dulzuras, se los juro -dije, poniéndome una mano en el pecho-. Pero creo que debo irme, necesitan tiempo a solas.

Besé las mejillas de ambos.

-Por favor, no destruyan el hospital y cuídense -pedí-. Háganme el favor de comportarse.

Sonreí y les lancé un beso que Jamie fingió atrapar.

-Gracias por la confianza -dijeron al unísono.

-¿Sabían que los amo?

Ambos asintieron sonrientes.

-Y nosotros a ti.

Sonreí. -Nos vemos más tarde en casa. Por cierto, te darán de alta esta tarde.

Salí de la habitación y lo oí dar un grito de felicidad.

(...)

Busqué a Shawn con la mirada hasta dar con su rostro.

Al llegar a la mesa donde se encontraba, lo saludé con un beso en los labios.

-¿Fuiste al hospital? -asentí-. ¿Cómo está Jamie?

-A decir verdad, está bastante bien -sonreí-. Hoy le darán de alta.

-Me alegro por él -sonrió sin mostrar los dientes-. Amor...

Me preocupé al ver que se había quedado callado.

-¿Qué sucede? -pregunté, tomándole la mano-. ¿Algo anda mal?

-No, no es nada de eso -descartó enseguida-. Es que... No sé cómo pedírtelo.

-¿De qué hablas?

-Verás -suspiró, nervioso-, mañana es el último show, y ya sabes, me gustaría que... estuvieses ahí.

Sonreí, conmovida.

-Me encantaría, cariño -dije, de inmediato.

Sus ojos se abrieron ampliamente.
-¿Lo dices en serio?

-Claro que sí -volví a sonreír.

-Dios, estaba tan asustado de que dijeras que no -se pasó las manos por el cabello, aliviado-. Gracias, amor, me has hecho el hombre más feliz.

Reí, y besé cortamente sus labios. Cuando estaba a punto de decir algo, fui interrumpida por la voz que menos quería oír.

-¡Shawn! -gritó-. Que gusto verte otra vez. No devolviste ninguna de mis llamadas.

Solté la mano de Shawn. Apreté ambos puños debajo de la mesa, hasta que mis nudillos estaban completamente blancos.

-Vete de aquí, ahora -le advertí.

-¡Nina querida! Te he extrañado a ti tambié...

Me levanté del asiento y golpee la mesa fuertemente.

-¡Vete de aquí ahora, joder! O te juro que no respondo -me acerqué peligrosamente a su rostro.

Saltó hacia atrás en el segundo que me acerqué. Se acomodó el cabello nerviosamente.

-Ganaste ésta vez, Blacks -dijo-. Pero no será última vez que nos veamos.

Reí falsamente.

-Ahórrate las amenazas, a mi no me das miedo.

-Veremos -se acercó a la mejilla de Shawn para besarlo.

Tomé su muñeca apretándola con fuerza.

-Sé lo jodidamente descarada que eres -apreté los dientes-, pero no te acerques a mí novio.

Dio un gemido de dolor, y decidí soltarla.

-Te vas a arrepentir -amenazó, tocando la zona donde mi mano había quedado marcada.

-Veremos -copié sus palabras anteriores.

Strings; memories never die✨ ➳s.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora