Strings; memories never die✨ ➳s.m

XLIX✨ →segunda parte←

Y puedo jurar que casi se me cae la cara cuando apareció frente a nosotros. Mi corazón se detuvo por un par de segundos, hasta dejé de respirar.

—William... —fue todo lo que pude decir.

El aludido no se sorprendió, mas podía ver cierta... ¿vergüenza? en su rostro. Pero, ¿qué rayos estoy diciendo? No, ese hijo de puta no tenía una pizca de vergüenza.

¡¿Cómo pude ser tan estúpida?! Confíe en él, ¡confíe en él y me mintió todo el tiempo!

—Noah —me corrigieron, su hermano y su padre.

—Increíble, simplemente increíble —dije, enrabiada—. Se ha agregado otro integrante a esta asquerosa familia.

—Nina, lo siento pero...

—Eres un jodido imbécil, William —le interrumpí, con asco.

Había algo de arrepentimiento y tristeza en su mirada, pero prefería ignorar aquello y creer que no era así.

—Puedo explicártelo.

—¿Explicarme qué? ¿Que eres un maldito farsante? —lo miré fijamente—. No te molestes, William. O Noah. ¿Cómo debería llamarte?

Mis palabras goteaban odio y rencor. Todas las palabras que me había dicho no eran más que mentiras. Me había engañado de la peor forma, y no me lo esperaba. No de él.

Tenía ganas de llorar, de tirarme al piso y llorar hasta más no poder por tener que estar metida en una situación como esta. Pero sobretodo, llorar porque no tenía a Shawn conmigo. Pero no lo haría. Jamás le daría el gusto a Jonathan, mucho menos a su padre.

De pronto un cuerpo se abalanzó a toda velocidad contra William, o Noah, como sea. A pesar de su rapidez, supe inmediatamente quien era.

Pude sentir como mi corazón se aceleraba, hasta casi salirse de mi pecho. Si antes me había sorprendido, ahora estaba apunto de explotar.

—¡Nina, corre! —me gritó.

Aquella era su voz... Era la voz de Shawn.

—¡Nina! —otro grito de su parte logró sacarme de mi trance—. ¡Vete de aquí!

Me iría de allí, claro que lo haría, pero con él a mi lado.

Logré reaccionar, dándole un codazo, con todas mis fuerzas, en las costillas a Jonathan. Una vez que estuvo en el suelo le propine unas cuantas patadas en el estomago, y le quité su arma.

Shawn se alejó de William, solo para acercarse a mi, dejándolo casi inconsciente. Me acerqué a él con una pistola en cada mano.

—No me iré de aquí sin ti.

Lo miré fijamente por un par de segundos, sin dejar de apuntar a Bosworth, quien no se había movido de su posición.

Sólo bastaron esos cortos segundos de contacto visual para que Shawn me tomara por la cintura acortando al mínimo la distancia entre nosotros. Me miró por unos segundos más.

—Te amo —dijo, sinceramente.

Luego de eso, me besó. Pareció como si por unos minutos todo a nuestro alrededor desapareciera, se detuvo el tiempo, y todo volvía a ser como siempre, para siempre...

—Perdóname —pidió, cuando nos separamos—. Soy un idiota.

A pesar de la situación en la que nos encontrábamos, a pesar de estar sosteniendo dos armas de fuego en mis manos, a pesar del riesgo que nuestras vidas corrían, a pesar de todo; sonreí. Sonreí porque tenía a Shawn.

—Eres mí idiota —deposité un corto beso en sus labios—. Y ya hablaremos de ese tema. Esto no significa que te haya perdonado.

Asintió, bajando la cabeza, mas pude ver que sonreía.

Volví la vista Bosworth, quien seguía sin moverse de su posición, la única diferencia era que ahora tenía un arma en las manos. Jonathan y William estaban, a duras penas, de pie nuevamente.

—Baja las armas, ahora —me ordenó, William, en tono amenazador.

—¡Hazle caso, maldita sea! —gritó, el padre—. Me cansé de ésto. Ya soy mayor para estar jugando a éstas tonterias de niños. Te he soportado lo suficiente y, créeme, no me caracterizo por ser un hombre paciente. Baja el arma, Nina, o les disparo a ambos.

Sabía que él no jugaba. Si decía que nos mataría, lo haría, y sin una pizca de remordimiento.

Me arrodillé durante un segundo para poner ambas armas en el suelo.

—Empujalas hasta aquí —ordenó.

De una patada ambas llegaron hasta sus pies. Las tomó y le entregó una a cada uno de sus hijos.

—Ahora, ¿cuál de los dos morirá primero?