XLVII✨

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Abrí los ojos, encontrándome de inmediato con la mirada fija de aquel hombre.

—No creíste que dejaría que supieras la verdadera ubicación de mi lugar de trabajo, ¿o sí? Si lo creíste, entonces no conoces a Franklin Bosworth.

Recorrí con la vista la habitación, hasta llegar al arma ubicada en la mesita de noche a mi derecha.

Una vez que me recuperé de mi dolor de cabeza, y en un rápido movimiento, me deslicé por la cama hasta tomarla.

—¿Dónde está Shawn? —exigí saber.

—Hablemos, ¿quieres?

—¿Dónde está?, ¡dime qué rayos hiciste con él!

—Tranquila, él está bien, con vida... por ahora.

—¿Qué es lo que quieres?

—A ti, querida —respondió, levantándose.

—¡Ni se te ocurra! —advertí, cargando el arma.

—Fuiste una de mis mejores aprendices, ¿sabías? —me mantuve en silencio—. Podrías haber llegado muy lejos a mi lado... Todavía puedes.

—Si vine aquí fue por Shawn —le aclaré—. No quiero volver a tener ningún tipo de relación contigo. Me das asco.

—Vaya, me alagas.

—Dime donde está —exigí, nuevamente.

Caminó por la habitación hasta detenerse en la puerta.

—Fue un placer hablar contigo, querida Nina. Nos vemos para cenar, ¿si?

—No te atrevas a salir por esa puerta, hijo de puta.

—Un placer —repitió, mientras salía.

Di rápidamente la vuelta tratando de alcanzarlo, mas no lo logré. Golpee la muralla frustrada y escuché como aseguraba la puerta con llave.

Di la vuelta y comencé a revisar el cuarto. No era grande, pero tampoco pequeño, por lo que supuse que en algún lado quizás podría existir otra salida.

Luego de unos minutos, tenía el lugar casi completamente registrado, solo me faltaba el cuarto de baño así que ese fue el siguiente lugar donde me dirigí.

—Bingo —dije, al darme cuenta del ducto de ventilación—. Una suerte en este día tan frío.

En momentos así, el hecho de ser pequeña servía enormemente.

Busqué algo que fuese lo suficientemente firme y entonces subí. Quité la rejilla y entré de un salto.

Gracias a Dios no tenía claustrofobia, aunque no mentiría, no amaba estar en espacios cerrados, es decir, ¿a quién podría gustarle? A nadie.

Me deslicé velozmente por varias habitaciones, hasta llegar a una que llamó mi atención.

Un hombre cubría mi vista, mas aun así podía visualizar que había algo atrás de él, mas bien alguien; estaba dormido o algo así. Lo habían drogado, quizá.

—No entiendo que vio en ti —decía, quien ahora sabía que era Franklin—. No tienes absolutamente nada para ofrecerle.

Pero la amo... como nunca he amado, ni amaré, a alguien más.

Y entonces sentí como mi corazón se detenía. Era él. Era Shawn... Mí Shawn.

—La engañaste, ¿no es así? Te acostaste con su mejor amiga. Entonces, ¿qué sabes de amar?

—Ellie nunca fue su amiga, y además yo no estuve con ella —dijo—. Alguien me tendió una trampa.

—Por favor, muchacho —se burló—. Eso solo sucede en las películas. En la vida real tú te pasaste de copas y luego terminaste en la cama con esa chica.

—O alguien le pago para meterse en mi cama, porque podré haber estado borracho, pero yo no me acosté con Ellie, eso lo sé perfectamente.

—¿Alguien, cómo quién? —le preguntó, irónicamente.

—Alguien como tú —respondió, sin una gota de miedo.

—Quizás, pues no te mereces a una chica como ella.

—Lo sé —bajó la mirada.

Suspire.

—Bueno, fue un gusto hablar contigo, Shawn.

—Es una lastima no poder decir lo mismo —le dijo con desprecio.

Franklin rió fuertemente, antes de salir de la habitación. Vi en esto mi oportunidad para bajar, por lo que avance un poco más hasta del baño de la habitación donde, al igual que en la otra habitación, estaba la salida del ducto.

Quité la rejilla y salté.

En cuanto mis pies tocaron el suelo, salí del baño, encontrándome a Shawn, sentando en el mismo lugar que lo había visto desde arriba y con los ojos cerrados. Me acerqué rápidamente y cuando estaba a punto de tocar su rostro, la puerta de la habitación de abrió.

—Nina, querida —dijo—. ¿Por qué tuviste que hacerlo?

Shawn abrió los ojos de golpe, encontrándose inmediatamente con los míos. En cuanto quiso acercarse fue apuntado por un montón de armas.

—No te atrevas a tocarla —negó con la cabeza, Bosworth—. ¡Jones! ¡Smith!

Le hizo una seña a los tipos, mientras Smith me tomaba por la espalda, Jones de inmediato se acercó para atrapar a Shawn. Ambos comenzaron a forcejear, y en medio de eso, Jones le propinó a Shawn un fuerte golpe en la nuca con su arma.

—¡Malditos hijos de puta! ¡Solo déjenlo ir! —grité.

—Mi nombre es Frank —dijo—. Pensé que lo recordarías.

—¡Me importa una mierda como te llames! ¡Eres un maldito gilipollas!

Esta vez pareció enfurecerse, por lo que se acercó a mi peligrosamente, apretando mi cuello.

—Escucha con atención, pequeña Blacks; si quieres que tu querido Shawn siga con vida más vale que cuides tu lengua.

Me empujó contra la pared fuertemente.

—Llévenla a su habitación, quiero vigilancia las veinticuatro horas del día, ¿entendido?

Todos asintieron, sin ni siquiera protestar, como si fueran alguna clase de robots.

Tendría que idear un mejor plan para salir de allí junto a Shawn, si no lo hacía, estaba totalmente perdida.

Strings; memories never die✨ ➳s.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora