XXIX✨

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El restaurant tenía una decoración bastante pintoresca. Era parecido al lugar en el que había estado con Shawn, la única diferencia era que aquel tenía una ambiente mucho más romántico. En cambio, este, era más como para compartir en familia.

Shawn se encontraba sentado a mi derecha, y Travis a mi izquierda. Mientras que en frente, estaban mi padre y Helen.

Ordenamos nuestra comida, junto con algo para beber.

—Y dime, Shawn, ¿qué haces en tu tiempo libre? —Le preguntó mi padre.

—Por ahora, sólo tengo una cuenta de Vine y una de Youtube donde hago covers —respondió, con naturalidad—. Pero pronto iré de gira con una empresa llamada Magcon.

Sonreí orgullosamente.

—Vaya, eso es impresionante —reconoció, George—. Es una gran oportunidad, hijo, felicidades.

—Él lo merece más que nadie —intervení, sonriendo.

Travis contuvo una carcajada. Me volví para mirarlo a la cara, y fruncí el ceño.

—¿Qué te parece gracioso?

Negó con la cabeza. —Nada —respondió, cortante.

¿Qué le pasaba a Travis? Había estado comportandose de manera extraña conmigo desde que lo descubrí hablando con Shawn. Y él ni siquiera sabía que yo había escuchado parte de su conversión, ¿o si?

La cena transcurrió en silencio luego de eso. Todos terminamos de comer, y entonces decidimos pedir un postre, excepto mi padre. Minutos más tarde, estaban en nuestra mesa.

—Debo irme chicos —avisó, con la vista en su teléfono y luego en nosotros—. Lo lamento mucho, en serio, pero el trabajo llama.

Me despedí de él, al igual que todos los demás en la mesa lo hicieron. El ambiente se volvió levemente más tenso que en presencia de mi padre, y empezaba a ponerme un poco nerviosa.

Comencé a comer mi copa de helado. Sí, una copa de helado, así de sencillo. Shawn se levantó de la mesa para ir al baño, y aproveché esta oportunidad para probar su postre. Me llevé una cucharada a la boca, y casi de inmediato noté que algo andaba mal.

Comencé a toser. Tenía picazón en la boca, y en la garganta. Se me dificultaba la respiración y me sentía mareada.

—Nina, ¿pasa algo? —Preguntó, Helen.

No respondí, no podía, debido a que seguía tosiendo sin control. No me di cuenta cuando Shawn había vuelto a la mesa, y se encontraba observándome con una expresión de preocupación.

—Nena, ¿te sientes bien? —Preguntó, tocando mi rostro.

Al no obtener respuesta, volvió su rostro hacia los chicos.

—¿Qué le ha pasado?

Travis mantuvo silencio, pero Helen no lo hizo.

—No sabemos —respondió, rápidamente—. Cuando te fuiste, ella probó una cucharada de tu postre, y lueg...

—¡¿Qué?! —Vocifero, alarmado.

Helen dio un pequeño saltó debido a su repentina reacción, y el pelinegro se puso en alerta.

Shawn se levantó rápidamente, me tomó en sus brazos y se dispuso a salir de lugar conmigo, bajo la atenta mirada de los otros dos chicos.

—¿Qué mierda crees que haces? —Cuestiono, Travis.

Salvar la vida de mí novia.

Comenzó a hacer el camino hacia la salida, pero el otro chico lo detuvo.

—¿Salvarla de qué? —Frunció el ceño—. Solo se ha ahogado y ya, no exageres.

—Quítate —ordenó, Shawn—. Sal de mi camino ahora.

—No voy a...

Shawn lo empujó bruscamente, pero con cuidado de no hacerme daño.

—¿No te das cuenta? —Hablaba cada vez más furioso—. ¡Es jodidamente alérgica a las nueces! ¡Y eso es exactamente lo que tenía ese maldito postre!

«La puta madre. Sabía que algo no andaba bien.»

Travis abrió mucho los ojos, y se quitó inmediatamente del camino.

—Yo... No sabía que ese postre contenía nueces —escuché decir a Travis—. ¡Mucho menos sabía que era alérgica!

Shawn no perdió tiempo. Rápidamente me llevó hasta su motocicleta, me puso un casco, y me sentó adelante de él. Rodeandome con un brazo, de modo que no fuera a caerme.

—No te preocupes, princesa —besó mi frente—. Todo va a estar bien.

Lo último que recuerdo, es que me desmaye unos minutos antes de llegar al hospital...

(...)

Abrí los ojos lentamente. Pestañee varias veces, tratando de ignorar la luz que consiguió segarme por unos segundos.

El olor, las habitaciones, el silencio, las camas, todo. Todo me ayudó a reconocer el lugar en donde me encontraba; un hospital. Odiaba con todo mi ser este lugar.

Shawn estaba a mi lado, sentado en una silla, a punto de dormirse.

—Shawn —susurre, tocando su mejilla.

Rápidamente levantó la cabeza, encontrando su mirada con la mía.

—Dios mío, preciosa —suspiró aliviado—. Nunca vuelvas a asustarme de esa forma. Temí tanto que algo malo fuera a pasarte.

—Tranquilo, Shawn. Ya estoy bien.

—Fue mí culpa, yo pude evitarlo per...

—No digas eso —lo interrumpí—. Si estoy aquí ahora, si estoy bien, es todo gracias a ti.

—Pero yo...

—Basta, Shawn —volví a interrumpirle—. No fue tu culpa, no tuviste nada que ver con eso.

Asintió en silencio. Tomé su mano, y el besó mis nudillos.

—Tú padre, Helen y el otro idiota, están aquí afuera.

—Oh —sonreí—, me gustaría verlos también.

—No... no puedes —se rasco la nuca, con el ceño levemente fruncido.

—¿Por qué?

—No puedes recibir vistas —soltó, con una sonrisa inocente.

Abrí mucho los ojos. —Entonces, ¿cómo entraste tú aquí?

No respondió, en cambio sólo me regaló una sonrisita.

—No me lo puedo creer —dije, riendo—. Te acabas de escabullir en un hospital, ¿sólo para verme?

—Lo necesitaba, necesitaba saber que estabas bien —le sonreí—. No podía con la angustia.

Negué con la cabeza, sonriendo. —¿Puedo irme a casa?

Negó con la cabeza. —No, no hasta que el doctor diga que te puedes marchar.

—¡Odio los hospitales, y a los doctores, Shawn! —Me quejé—. Quiero irme, ahora.

—No es así de simple, princesa —replicó él, tocando la punta de mi nariz.

Rodé los ojos. —Pues entonces haz que sea más simple.

Él rió, y yo le imite. —Shawn, ¿puedo preguntarte algo?

—Claro, de hecho, ya lo estas haciendo.

—Es que... Si mal no recuerdo, jamás te conté que era alérgica. Ni siquiera Travis lo sabía. Entonces ¿cómo lo supiste tú?

Strings; memories never die✨ ➳s.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora