Strings; memories never die✨ ➳s.m

XIV✨

Nina's POV.

Hice una maleta con las cosas necesarias para sobrevivir una semana en casa de Shawn. Aún estaba un poco nerviosa y preocupada, pero juro que no pude negarme cuando me lo pidió, por la simple y sencilla razón de que me pareció más una especie desafío que una simple propuesta.

Además vivir con los Mendes, no suena tan mal. Esto sería... interesante.

—¿Nos vamos?— Pregunte, mientras bajaba las escaleras.

Él sonrió ampliamente, y asintió.

—¿Te ayudo con eso?— Pregunto, intentando tomar mi maleta.

—No, yo puedo llevarla— Respondí, sonriendo.

—¿Estás segura?, debe estar pesada— Añadió, haciendo una mueca.

Reí, y él desvió la mirada.

—Es que... ya sabes... acabas de salir del hospital, y eres una chica.

Rodé los ojos.

—¿Qué quieres decir?, no seas ridículo, Shawn, mejor vámonos.

—Quiero decir que estás loca, y que aún estas delicada, además eres una chica, y las chicas...

—Te juro que si vuelves a hacer un solo comentario que sea así de machista, soy capaz hasta de castrarte.

Me miro con los ojos abiertos como platos, y luego rió a carcajadas.

—Estas mintiendo, no serías capaz.

—Ponme a prueba, Mendes.

Él siguió riendo, y luego asintió.

—Bien, lo siento, no quise decir eso.

—Bien, pero quedaste advertido. Y ahora ¡vámonos, joder!, antes de que me arrepienta.

Asintió, y ambos salimos en dirección a su... esperen, Shawn no tenía auto, ¿o sí?

—Es de Cameron— Explicó, como si estuviese leyendo mis pensamientos.

Asentí, y me regalo una sonrisa antes de subirse al lugar del piloto. Ya estando dentro del auto, Shawn encendió la calefacción, ya que el clima era bastante frío.

Luego de unos minutos, se detuvo frente a una hermosa casa. Baje del auto, y Shawn se quedo mirándome con el ceño fruncido.

—¿Qué pasa?— Pregunte, acercándome a él.

—Nisiquiera me diste tiempo para abrirte la puerta— Respondió, serio.

No pude evitar reír.

Este chico era por mucho el más caballeroso que he conocido en mi vida. Y no era que eso no me agradará, de hecho me encantaba que fuera así, pero no estaba acostumbrada a recibir ese tipo de trato, y me costaba acostumbrarme.

—Será mejor que entremos, Shawn— Dije, sonriéndole.

—Eres imposible— Dijo, negando con la cabeza.

—Lo sé, siempre me lo dices— Dije, ambos reímos.

Se acerco a mi y beso mi frente.

—¿Nerviosa?— Pregunto, mirándome directamente.

Asentí, y él rió.

—¿De qué te ríes?— Pregunté, cruzándome de brazos.

—Tienes las mejillas rojas, y la nariz también— Respondió, riendo todavía.

—Pues, no es como si el día estuviese muy caluroso— Repliqué, temblando.

—¿Tienes frío?— Preguntó, acercándose a mi.