VI✨

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Su cálido aliento en mi oído me hizo estremecer. Di rápidamente la vuelta, conectando mis ojos con los suyos por unos momentos.

—No... de hecho, ya me iba —respondí, con una sonrisa forzada.

El nerviosismo se notaba en mis palabras, y eso no era común en mi. Comencé a caminar rápido, pero no le tomo mucho tiempo alcanzarme. Tomó mi muñeca suavemente haciendo que diera la vuelta, y quedara frente a él.

—Espera, solo quiero... hablar —dijo, sonriéndome.

«Dios, su sonrisa... era tan... letal.»

—No puedo —mentí—. Lo siento, pero debo... llegar temprano

«Genial, Nina. Lo arruinaste otra vez. Debe ser la excusa más estúpida que he oído en mi vida.»

—¿Quieres que te lleve? —Preguntó, sonriendo.

—No es necesario —aseguré—, sólo vivo a unos minutos de aquí.

—Entonces déjame acompañarte —pidió, manteniendo su sonrisa.

«Este chico sera mi muerte...»

Suspire. Definitivamente no se daría por vencido hasta escuchar un "sí" salir de mi boca.

—Hmm... Esta bien —cedí a su propuesta.

Él sonrió satisfecho.

—Y... ¿cuál es tu nombre? —Pregunté, antes de empezar a caminar.

Una chispa de tristeza mezclada con algo más, pareció haber aparecido en sus ojos... O seguramente solo era una idea mía.

Soy Shawn —respondió, extendiendo su mano—, Shawn Mendes.

La tomé, y le di una pequeña sonrisa.

—Bien, es un gusto Shawn.

Comenzamos a caminar hacia mi casa, y al parecer no era tan cerca como yo creía. Aún así, tener a Shawn a mi lado, hacía que fuera diferente. Era un chico agradable, gracioso, y bastante alegre. Había estado hablando tonterías, y contándome historias, sólo para sacarme una sonrisa, ya que, según él, debía reír más.

—... Y entonces le dije que yo no era gay.

Ambos comenzamos a reír a carcajadas.

—Tienes una sonrisa tan hermosa —soltó, de pronto.

Miré su rostro, tratando de encontrar alguna señal de que lo que había dicho era una broma, pero no fue así. Había dejado de reír, y en cambio se encontraba mirándome fijamente, con una pequeña sonrisa.

—Gracias... supongo —mumuré, nerviosa.

—Es la verdad, preciosa.

Fruncí el ceño. Algo pareció haberse movido en mi, en el momento en que aquel apodo salió de sus labios. Una extraña sensación recorrió mi cuerpo, y su rostro de pronto comenzó a parecerme familiar.

—¿Algo anda mal? —Preguntó, claramente preocupado.

—No, es solo que... nada, no te preocupes.

Él asintió con la cabeza, sin estar completamente convencido.

Cuando me di cuenta ya estábamos frente a mi casa. Lo miré, y pronuncie un pequeño "aquí es".

—Gracias por acompañarme, Shawn —le sonreí.

—Gracias a ti, por dejar que te acompañara.

Se acercó, y me dio un pequeño beso en la mejilla, en forma de despedida.

—Entonces... Nos veremos mañana, ¿cierto? —Preguntó, sonriendo.

Asentí. Se despidió una vez más, para luego darse la media vuelta e irse. Di un suspiro, y entré a casa.

—¿Papá?

No obtuve respuesta, lo que significaba que no estaba en casa, pero supuse que estaba por llegar.

Me acosté en el sofá, y casi inmediatamente me dormí.

Me encontraba en un parque de diversiones, gigantesco y hermoso a la vez. Estaba repleto de personas, por doquiera miraba, veía a las parejas, algunas con niños, y otras no, pero todas tenían algo en común; reían, y eran felices de una forma que yo no creía conocer.

Una pareja llamo mi atención, y decidí acercarme a ellos. El muchacho le rogaba a la chica que subieran a uno de los juegos; la montaña rusa. Ella se negaba, y parecía un poco asustada.

—Vamos, preciosa, ¡por favor! —Pidió el joven.

La chica suspiro, y él hizo un puchero.

—Solo una vez, eh —advirtió ella, apuntándolo con el dedo.

Él asintió, y comenzaron a caminar a donde se encontraba el gran juego.

—Mira lo que tengo que hacer por ti, ¡Dios, voy a morir! —Exclamó ella, cubriéndose la cara con ambas manos.

Él negó con la cabeza divertido, acuno el rostro de la chica en sus manos, y la besó.

La chica se dio la vuelta, al verme sonrió, y me guiño un ojo. Fue entonces cuando me di cuenta de que aquella joven... era yo.

El chico tiró de su brazo, ya casi era su turno para subir a la montaña rusa. Él entrelazó su mano con la de ella, y besó su frente.

Me acerque más, para lograr ver el rostro del muchacho, pero me fue imposible, debido a la cegante luz que proyectaban los reflectores.

—Te amo, pequeña —escuché la voz del muchacho.

En respuesta la chica planto un beso en sus labios. Llegó su turno, y ambos subieron, aún con las manos entrelazadas.

—Nina... ¡Despierta! —oí a lo lejos.

Abrí los ojos de golpe, encontrándome con mi padre, sacudiendo mis hombros delicadamente.

—¿Estas bien?

Su rostro era una mezcla de preocupación, y desesperación.

—Si, solo fue... un sueño —respondí, restándole importancia.

Él asintió, y dio un suspiro de alivio.

—Voy a subir, necesito ducharme —informé, levantándome del sofá.

Subí las escaleras hasta mi habitación, y cerré la puerta.

¿Qué mierda fue ese sueño?, todo había sido tan... Extraño.

Me despoje de mi ropa, y me metí en la ducha; dejando que el agua caliente corriendo por mi cuerpo, se llevara las preocupaciones por un momento.

¿Qué significaba ese sueño?, una de las preguntas que rondaba por mi cabeza. Pero, había una más importante... ¿quién era ese chico?

Strings; memories never die✨ ➳s.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora