Cansado y acalorado, se sentó en una silla extensible en frente la piscina, cerró los ojos por un momento y se quedó dormido.
Cuando despertó, encontró a una hermosa chica en bikini a su lado, con una piña colada para él en su mano.
Sin poder creer lo que pasaba, se pellizcó fuertemente el brazo; al sentir el dolor y ver que todo era real, que su sueño se había vuelto realidad, tomó la piña colada, le dio un sorbo y se quitó la camisa para broncearse; pero antes de que hubiera podido ponerse cómodo, de los altavoces de la piscina resonó la carcajada de su horrible jefe, quien no pudo aguantarse más la risa, y le anunció, que estaba despedido por quedarse dormido mientras debía de estar limpiando la piscina.