Mientras limpiaba la sala, mi madrastra me interrumpió por un momento, me arrancó la escoba de las manos y empezó a barrerme los pies.
- ¡¿Qué haces?! - le pregunté exaltada - ¡No ves que después no me caso!
La madrastra, realmente malvada
Mientras limpiaba la sala, mi madrastra me interrumpió por un momento, me arrancó la escoba de las manos y empezó a barrerme los pies.
- ¡¿Qué haces?! - le pregunté exaltada - ¡No ves que después no me caso!