Cuando el doctor le dijo al Rey que tenía la misma enfermedad viral que le había dado a todos los plebeyos de su reino, éste se sintió consternado y dudó por un momento del color su sangre, "¿Será posible que por mi venas corre sangre roja como corre en las venas de todos mis subditos?" se preguntó; pero luego miró a su alrededor y vio las paredes de su habitación cubiertas de obras de arte de Da Vinci, su piso de marmól, la lampara de araña de oro que colgaba de su techo y su cama adoselada.
- No - se respondió a sí mismo, disipando todas sus dudas - ¿Qué estaba pensando? Es imposible que yo sea como uno de ellos.