Justo antes de que el zombie se comiera el último cerebro que quedaba sobre la faz de la tierra, vió a lo lejos a la mujer, zombie, ahora tambien, que había amado cuando era humano; y acercandose a ella, la invitió a compartirlo con él; tal como lo había hecho, cuando estaban en vida, la noche que la conoció, con el último pedazo de pastel de chocolate que quedaba en aquel restaurante lujoso.