Cuando el capitán se enteró de lo que estaba tramando su tripulación, bajó sigilosamente hacía su cabina, que se encontraba en la parte más baja del barco, y allí, tras cerrar su puerta con llave, empujó su escritorio a un lado, enrolló la alfombra, y sin dudarlo ni un momento, jaló el tapón escondido para que toda su tripulación traicionera se hundieran con él antes de que llevaran a cabo su macabro plan.
