El vecino con ansiedad social

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- ¡Vamos, vamos, ciérrate, rápido! - le suplicó en un murmullo a la puerta del ascensor para que no le diera tiempo al vecino, que venía a cierta distancia detrás de él, montarse y subir con él.

"¡Ay que odioso y mal educado!" pensó el vecino cuando escuchó, a lo lejos, la puerta del ascensor cerrándose.

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