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Corremos una calle completa, de principio a fin, y nos topamos con unos niños jugando en la vereda. He corrido muchas veces en la pista de atletismo pero esto se siente muy distinto. No tengo a nadie diciéndome de atrás que apure el paso o que lo disminuya, ni estoy pensando en cuánto camino recorrí ni cuánto me falta recorrer. Esta libertad se siente tan bien. 

En la esquina, Haewon se detiene repentinamente y termino chocándola. Contempla la calle a nuestra izquierda y hay un sin fin de puestos de ¿comida, tal vez? No alcanzo a ver por toda la gente que recorre el estrecho pasillo que forman los puestos enfrentados entre sí.

— Estoy en el cielo... — dice. Debo mirar hacia otro lado para evitar reírme en su cara. Pareciera que va a llorar de alegría al ver tanta comida junta.

— Acabas de comer — le recuerdo.

—Eres mi amuleto de la suerte — me dice, ignorando mi comentario y empieza a caminar hacia los puestos. 

Me paso casi todo el tiempo que nos toma recorrer cada uno de los puestos riéndome al ver las expresiones que hace Haewon cuando ve la comida que se vende en ellos. Es como una feria mundial de comida; hay comida de todas partes del mundo y, justo como lo pensé, se detiene más tiempo en el puesto de la comida mexicana. Me incita a probar unos burritos pero me niego rotundamente. Deben ser deliciosos pero deben ser muy picantes también. Se compra cinco para llevar y seguimos recorriendo. Ella es tan delgada que no sé donde le entra tanta comida, yo ya hubiese reventado o con un coma alimenticio.

Cuando veo que la luz del sol empieza a debilitarse, le pido que volvamos. Por más divertido que sea el tiempo que estoy pasando con ella, debo volver a la realidad. Anoche y la noche anterior no fui al estudio de grabación a componer con Namjoon y Yoongi y no puedo dejar de lado la tarea que me encomendó el CEO. Tardamos unos 20 minutos en encontrar la parada del autobús donde nos bajamos hoy y para cuando tomamos el bus, ya son las 7:30 PM. 

Nos sentamos en el fondo, sólo hay tres pasajeros más además de nosotras. Recuerdo que ella tiene mi celular y se lo pido. Se me para el corazón cuando veo que tengo más de 40 llamadas perdidas sumando las de Hwang, Sun Gi, Chan, Hoseok y Yoongi. No debí haber dejado que me quitara el celular. Claro, desaparecí toda la tarde sin decir nada. ¿Cómo no se van a preocupar?

Pasé un buen rato con Haewon pero ahora quiero matarla.

— Tranquila, cuando lleguemos yo les explico lo que pasó y ya — intenta tranquilizarme. La miro de reojo y marco el número de Hwang. 

— Wow, sí que sonaba enojada — dice Haewon cuando cuelgo. 

— Desaparecí toda la tarde sin decir nada, ¿cómo no se va a enojar? — digo molesta. Uno de los pasajeros se da vuelta y me mira.

— Lo siento. No volverá a pasar — dice Haewon con tono triste mirando por la ventanilla. Veo su reflejo en ésta y me arrepiento de haberle hablado en ese tono. Estaba mal, no... mal se queda corto para describir cómo estaba al comienzo de la tarde; estaba destrozada por mi pelea con Yoongi y ella sólo quiso hacerme sentir mejor. Me hizo olvidar todo el dolor que apenas me permitía respirar hoy y me hizo reír a más no poder, a pesar de que ahora ese dolor está volviendo de a poco a medida que nos acercamos al edificio de Big Hit.

Me inclino un poco hacia adelante para poder ver su rostro.

— Gracias por esta tarde — digo con voz suave. Se que sólo lo hizo con buenas intenciones asi que no puedo enojarme con ella. De todos modos, esto era algo que necesitaba hace bastante tiempo. Salir de la rutina diaria y respirar un poco de aire puro, aunque me hubiese gustado compartirlo con Yoongi.

Sunbae and I || SUGA || 3ra TempDonde viven las historias. Descúbrelo ahora