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El brillo en sus ojos me dice que él también se está esforzando por ocultar lágrimas inminentes. Inclina la cabeza hacia atrás y toma aire, como si se preparara para lanzarse a una piscina. 

— ¿Quieres saber por qué? — me dice por tercera vez en un tono más calmado y triste. Asiento dudando; no sé por qué siento que no quiero oír su respuesta, pero la necesito igual.

— Tengo miedo de perderte — sus palabras salen casi disparadas y me da la sensación de que se ha quitado un peso de encima al decirlas. Inmediatamente después, parece avergonzado.

— ¿Perderme? — digo desconcertada. ¿Por qué iría a perderme?

Él rehuye a mi mirada, nervioso e incómodo. Me resulta extremadamente raro verlo así.

— ¿Por qué me perderías? — pongo mis manos en sus mejillas y fijo su mirada inquieta en mis ojos.

— Te mereces a alguien mucho mejor que yo — dice, poniendo sus manos sobre las mías. 

Mi cuerpo se estremece ante ese simple gesto de sus manos y el dolor que percibí en su voz al decir esas palabras. Él es mucho más de lo que merezco, ¿por qué me dice esto así de la nada?

— Tú fuiste mi elección ayer, hoy y lo seguirás siendo mañana y el día siguiente y el siguiente... — muevo mi pulgar sobre su mejilla y, de repente lo siento húmedo, una lágrima que se le escapó.

Aparta sus manos y me estrecha en sus brazos tan fuerte que me falta el aire. No puedo aguantar las lágrimas cuando siento su pecho temblar y entonces me doy cuenta de que está llorando. Me desespero porque nunca lo vi de esta manera, tan frágil, tan vulnerable y quisiera hacer algo más que abrazarlo. Luego de unos minutos, él rompe el abrazo y refriega sus ojos con fuerza para borrar todo rastro de lágrimas antes de que pueda verlas.

Quiero preguntarle por qué dijo eso pero tengo miedo de que se quiebre de nuevo. Nunca más quisiera verlo así, sentí que mi corazón se iba a romper en pedazos. 

Tomo su mano y con la otra, acaricio su mejilla, regalándole una sonrisa. Él me la devuelve pero hay algo distinto en su mirada; ¿podría ser tristeza? No sé pero hace que sus ojos luzcan apagados y perdidos. 

Lamentablemente nos llaman para ensayar  y esa pregunta queda estancada en mi mente. ¿Por qué dijo eso? Yoongi se despide de mi con un beso en la mejilla y me deja con la duda.

— Hola,__t/n__ sunbae-nim quería pedirte... — me dice Haewon y de repente calla. — ¿E-estás bien? — titubea, viéndome con sus ojos abiertos a su punto máximo.

— Sí, sí — me apresuro a pasar las manos por mis ojos, justo como hizo Yoongi.

— ¿Segura sunbae-nim? — me pregunta preocupada.

— No me llames sunbae-nim, dime __t/n__ — le digo sonriendo para cambiar de tema. 

— Lo siento. Quería pedirte perdón de nuevo por el golpe que te di hoy —.

— Que no fue nada, olvídalo, ¿sí? — digo palmeando su hombro mientras me río. Me causa gracia que le de tanta importancia. Tal vez porque soy amiga de Chan.

Caminamos juntas hasta llegar al estudio de baile donde uno de los otros grupos de la empresa, MVP, tiene su ensayo general con los bailarines de apoyo. En el camino, Haewon me cuenta un poco de ella, como que nació en Australia y que sólo es coreana por parte de padre aunque si no me lo hubiera dicho, nunca podría haberlo adivinado. No fue hasta que cumplió 19 que empezó a interesarse por el baile y finalmente a los 23 se decidió audicionar y después de 2 intentos, quedó en Big Hit. Habla con tanta gracia y su tono de voz no es muy agudo, como el de la mayoría de las chicas, lo que la hace agradable de escuchar.

Sunbae and I || SUGA || 3ra TempDonde viven las historias. Descúbrelo ahora