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Me basta con estirar el cuello unos centímetros para encontrar sus labios y perderme en ellos. Tomo el cuello de su remera y deja que su peso caiga sobre mi lentamente sin romper el beso en ningún momento, apoyándose en su codo izquierdo.  

A pesar de todo lo que sentí en estos últimos días, yo también lo he extrañado pero no puedo decirlo con palabras.

"Te extrañé, te eché de menos, me hacías falta..." su significado no complementa el insufrible sentimiento que me torturó haber estado lejos de él. 

Pongo una mano en su pecho y lo aparto lo suficiente para poder hablar.

— Demuéstramelo — susurro sin romper el contacto visual con él y una sonrisa traviesa se asoma a sus labios cuando vuelve a estrellarlos contra los míos con más fuerza que antes. Entre momento y momento en que nuestros labios se separan para buscar una nueva posición, intento controlar mi respiración pero todo en mi parece estar dominado por él.

— Se sintió como si estuviera ahogándome — dice entre beso y beso con voz entrecortada. — Como si alguien hubiese arrancado toda la vida en mi, toda mi energía, vitalidad y concentración.

Su voz se apaga y el único sonido que se escucha durante unos minutos es nuestras respiraciones agitadas y nuestras bocas deseosas una de la otra. Con su brazo rodea mi espalda baja, me incorpora en su regazo y con un movimiento rápido, ahora soy yo la que está arriba y él de espaldas al colchón.

— Me sentí vacío — continúa con su descripción de lo que sintió éstos días. Tomo su rostro con ambas manos y vuelvo a besarlo como si nunca más volviera a verlo, como si ésta fuera la última vez.

Yo también sentí todo eso que él dice y el vacío que menciona, no es la clase de vacío que puedes llenar distrayéndote con trabajo o pasando el rato con amigos. Es esa clase de vacío que se asemeja a un agujero negro que se traga todo cuanto le arrojes y parece que nunca vaya a desaparecer.

Sus labios captan casi todos mis sentidos pero cuando siento sus manos deslizarse desde mis muslos pasando por mis caderas hasta mi cintura, es como si alguien presionara el acelerador de un auto al máximo y mi corazón sale disparado. Se sienta conmigo encima de él y rodeo su cintura con mis piernas para estar más cómoda. Lleva sus manos por debajo de mi remera y su tacto hace que mi cuerpo quiera pegarse aún más al suyo. Envuelvo su nuca con mis brazos y no permito que haya ni un milímetro de distancia entre ambos. 

Si así es como se siente morir por falta de aire, a mi tampoco me molestaría fallecer de esta manera. Es como si ya estuviera en el paraíso.

Yoongi muerde mi labio inferior durante unos segundos mientras lo escucho sonreír y me contagia su sonrisa. Mañana tendré el labio hinchado por ello pero ahora mismo no me importa. 

***

Un toque tibio y húmedo en mi cuello me saca de mis sueños y rezongo con los ojos cerrados por unos segundos antes de abrirlos y ver al ser humano más hermoso del mundo a mi lado.

— Buenos días — me dice y planta un beso dulce y tierno en mis labios. Le devuelvo el saludo y mi voz suena tan rara que él empieza a reírse. Bufo y se me escapa una sonrisa. Intento moverme y siento como si cada hueso de mi cuerpo crujiera como normalmente hago crujir mis nudillos.

— ¿Estás bien? — me pregunta Yoongi ya sin sonreír. Se recuesta sobre su costado para verme de frente.

— Sí, es sólo que me duele... todo — concluyo y me escondo debajo de las mantas, esbozando una sonrisa vergonzosa.

Sunbae and I || SUGA || 3ra TempDonde viven las historias. Descúbrelo ahora