Detention »Raura«

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Grace

–– ¿Laura? ––soltó Garrett, observándola por el espejo retrovisor.

Me echó una fugaz mirada y sonrió de lado, causando que volviera mi vista al frente.

––Como si te importara ––respondió, seca.

Me mordí el labio inferior, permaneciendo en silencio, mientras repasaba las palabras que tenía para soltar e intentar alivianar la tensión, pero con Laura en sus momentos de malhumorada, me era imposible siquiera intentarlo.

––De hecho sí..., amiga ––pausé por una milésima de segundos ––. Por supuesto que nos importa, quizás para ayudarte a superar lo que sea por lo que estás pasando ahora.

Tomé un respiro y ni siquiera la observé, sabía que me dolería ver el gesto que traía hace días.

––Seguro que sí ––se burló, nuevamente, después de soltar una risa irónica que derrumbó todos mis esfuerzos.

Garrett suspiró, y se removió en el asiento copiloto. Finalmente, metió la pata hasta el fondo, hablando indirectamente sobre Ross, lo cual empeoró las cosas, causando que Laura se pusiera a la defensiva y nos echara la culpa en la cara.

––Podemos ayudarte, Lau ––insistí, disminuyendo la velocidad para ahora enfocar mi vista en su persona.

––No hay medicina para un corazón roto, Grace.

Y esa fue la pequeña gota que rebalsó mi vaso de agua, causando que odiara de sobremanera al maldito ––y sexy –– rubio que inició todo.

Intercambiamos un par de palabras más pero finalmente Garrett intentó desviar el tema, fingiendo que buscaba discos en la gaveta de mi coche, desordenando el maquillaje y los pañuelos que tenía allí, mientras que Laura se dejaba caer de espaldas sobre todo el asiento trasero, quejándose.

Al cabo de varios minutos, bajamos el volumen de la música para oír que ya no omitía nada más que sus pesadas respiraciones. Al fin se había dormido.

Garrett elevó su puño y lo choqué sin dudarlo, riendo levemente.

––Lo logramos, Gracie bussy ––dijo, tiernamente.

Fruncí un poco el ceño.

–– ¿Qué clase de apodo es ese, Garrett? Por dios ––reí.

––Es cómo en Armageddon, sólo que sin el bussy, ya sabes.

––Lo siento, me dormí en esa película ––sonreí levemente.

Se encogió de hombros y yo suspiré, sumida en mis pensamientos.

––Entonces, ¿cuál es el plan?

––Viaje para que descanse, concierto, vuelta a detención ––informó, utilizando sus dedos para contar ––. Ambos viajes le van a servir para dormir, se nota que no lo ha hecho hace ya varios días.

Asentí, estirando los labios.

––Pásame mis gafas, por favor.

Extendí mi mano en su dirección y colocó mis gafas de sol sobre mi mano. Le agradecí y me las puse sobre los ojos.

––Vale, es simple, intercambiamos de asiento en cuanto te canses de conducir ––aseguró.

Asentí, y dejé pasar un par de segundos para soltar un suspiro, mientras subía la ventanilla de mi lado.

–– ¿Qué? ––preguntó, alargando.

––Nada, es sólo que...––meneé la cabeza ––, realmente quiero que funcione.