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––Pero ahora no, debo recoger mis papeles de detención y...

––Ay, Laura. No te preocupes, para algo están los amigos. Yo te los alcanzo ––sonrió y Ross la miró, sonriendo un poco.

Torcí el gesto.

––Gracias, Grace ––ironicé entre dientes.

Me guiño un ojo y se alejó. Ross me observó y yo arqueé una ceja, mirando nuestro agarre.

––¿Podrías soltarme? ––solté, zafándome de su mano.

––Lo siento.

Apreté los labios.

––Bueno, habla ––me rasqué la ceja, alterada.

Sonrió de lado, y tragué con fuerza. En sí su sonrisa lo hacía todo más diferente.

––Quisiera hablar en otro lugar, Laura. Por favor...

––Estás pidiendo mucho ––bufé.

Grace se nos acercó y me dejó un papel en la mano.

––Todo solucionado, pequeña ––sonrió.

Oh no, Ross por favor...

––Grace, ¿te importa si llevo a Laura a su casa? ––le preguntó haciendo un mohín y leyendo mi mente.

––Oh vaya, eres tan bonito y tierno ––le apretó las mejillas haciéndolo reir.

––Grace... ––me quejé.

Hizo un desdén con su mano, quitándole importancia.

Traidora asquerosa, por dos.

––Vayan, por mi está bien. No tengo detención y pues iré a Chicago.

––Genial ––mascullé.

Ross me tomó de la mano con fuerza e intenté zafarme pero la apretó.

––Bueno, chicos. Mejor me voy ––me besó la mejilla y se puso de puntillas para besar la de Ross.

Se encaminó a la salida pero se dio la vuelta, con una sonrisa.

––Ross... ––este alzó ambas cejas ––. Si tienes algún hermano muy parecido a ti, no dudes en presentármelo.

––¡Grace! ––exclamé, molesta.

Me largó un beso y se dirigió a la salida. Carraspeé mi garganta mirando nuestras manos.

––¿Te molesta si no la suelto?

––Sí ––solté, seca ––. Si me molesta.

Apretó los labios asintiendo, y me rodeó los hombros.

Me salí de su brazo.

––Solo habla, no estoy para muestras de afecto, Lynch.

Se rió un poco y dejó una sonrisa de lado, impresa en su rostro.

––Lynch, me gusta que me llames así.

Puse los ojos en blanco y él suspiró.

––De acuerdo, ven, vámonos de aquí y seamos felices...

––¿Qué rayos ocurre contigo? ––pregunté asqueada, frunciendo el entrecejo.

Me besó la mejilla y tiró de mi mano, llevándome a rastras hasta la salida.

––Pónme una correa en el cuello y será más fácil llevarme, claro ––ironicé.

Disminuyó la velocidad de sus pasos.

Detention »Raura«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora