Me aclaré la garganta y guardé mi teléfono, borrando cualquier rastro de sonrisa que estuviera en mi rostro.
Guardé unos cuadernos en mi mochila algo confundida y Garret no apartó la mirada.
––¿A dónde vas?
––A cualquier lugar, fuera de aquí ––respondí, abrumada.
Me colgué la mochila al hombro y salí por la puerta casi corriendo.
Tal vez estaba siendo demasiado idiota en seguir respondiéndole al rubio. No era parte de mi vida y tampoco quería que lo fuera.
Coloqué la combinación y metí la mochila dentro. Debía dejar de pensar en tantas estupideces o mi cerebro explotaría.
Un golpe metálico me sobresaltó.
––Hola, preciosa.
Resoplé y cerré mi casillero, echándome a caminar en dirección contraria.
Si más lo evitaba, más se alejaría.
––Hey, ¿estás enojada conmigo?
Su aliento me llegó a la mejilla y vi sus zapatillas a la par de mis pies.
––Si ––mentí, tajante.
––Uhm, algo debí haber hecho mal, angelito. ¿Tiene solución?
Me detuve y él también.
––En primera, deja de llamarme así. Mi maldito nombre es Laura, ¿de acuerdo? ––dije, alterada.
Esbozó una sonrisa y asintió.
––Claro, engañitos.
Inhalé y exhalé.
––Quiero que dejes de molestarme ––dije, apretando los dientes ––. ¡Vete! ¡Déjame!
Ladeó el labio y jugueteó con sus dedos.
––No voy a hacerlo aunque me lo pidas, Laura.
Crucé mis brazos y alcé un ceja, sorprendida por su seriedad repentina.
––¿Por qué diablos no? ––escupí.
Se encogió de hombros y volvió a sonreír.
––Porque me gustas.
––Pero tu a mi no, supéralo.
Alzó los hombros, restándole importancia y sin quitar su sonrisa arrogante que me gustaría bajar de un puñetazo.
––No me importa si te gusto o no, en realidad no me importa nada. Salvo las ganas que tengo de besarte ahora.
Me alejé y tragué con fuerza. Lo señalé con mi dedo índice.
––Deja de molestarme, lo digo en serio ––retrocedí sin dejar de señalarlo.
Mi corazón comenzó a acelerarse cuando sentí como mi espalda se pegaba a mi pared.
Dio dos pasos hacia mi y su respiración estaba sobre la mia. Iba a vomitar, o a desmayarme. Quizás ambas, pero la desesperación estaba paralizándome.
––No voy a besarte ahora, engañitos ––susurró y me estremecí.
––Entonces aléjate ––mascullé entre dientes.
Sus ojos miel estaban tan cerca de los mios que casi podía hundirme en sus pupilas. Podía distinguir los pequeños y casi inexistentes lunares.
Se rió y se alejó.
––Guau, me sorprendo a mi mismo ––bromeó ––. Ven, vamos a almorzar ––hizo un ademán con su mano.
Cuando atrapé mi respiración negué con la cabeza.
––No voy a ningún lado contigo.
Se mordió el labio y entrecerró los ojos.
––O vienes, o te beso. Tu decides, aunque si me lo preguntas prefiero la segunda.
––Enloqueciste.
––Seguramente ––se encogió de hombros ––. Vámonos.
Me encogí y lo seguí, aunque no entendía bien el por qué. Pero tenía el plan perfecto para que se cabreara y me dejara en paz.
Salimos por la puerta, luego de que él me la abriera y nos encaminamos a su motocicleta. Pero no me detuve, seguí caminando, casi trotando por la rampa.
¿En serio creía que iba a seguirlo? ¿Qué tipo de chica creía que era?
Me reí hasta que oí el sonido del motor en su motocicleta. Me eché a correr mientras la oía acercarse, pero sus brazos me atraparon antes de que pudiera doblar en la esquina.
Me llevó lento de cabeza. Casi sentía como iba a romperme los dientes si me soltaba y estaba mareádome con el suelo tan cerca.
––¡Bájame! ––chillé.
––O vienes, o te beso, preciosa ––repitió burlándose.
––Creo que voy a vomitar ––tragué con fuerza.
Se echó a reír sin soltarme y sin detenerse.
Las pies que veía se detenían y estaba segura de que todos estaban mirándonos.
––Está bien.
Detuvo el motor y se bajó conmigo en brazos, dejándome toda revoltosa con los pies en la tierra.
Cerré los ojos y cuando recuperé un poco la estabilidad di mi primer golpe en su cara, tambaleándome.
Pero en cuanto estiré mi puño en su dirección me sostuvo de la muñeca con una sonrisa.
––Woah, tranquila preciosa ––farfulló sonriendo.
Iba a desmayarme. O tal vez no, pero mi estómago comenzaba a vibrar.
––Maldito imbécil ––maldecí, doblándome un poco.
Intenté respirar con normalidad, pero no vomité. No tenía nada que vomitar.
––¿Lo ves? No pasó nada, disculpas aceptadas, vámonos.
Lo miré y me enderecé, aun respirando con dificultad. Sonreí con los labios sellados y encajé la palma de mi mano en su mejilla, volteando su cara.
––¡Eres un...!
Entonces ocurrió. La frase quedó colgando y todo parecía una escena de una maldita y cursi película de amor.
La clásica y tipica enternecedora parte, aunque no para mi. Sus labios ya estaban sobre los mios, y succionó con suavidad mi labio inferior, desacomodando todas mis ideas y paralizando mi cuerpo.
+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
DOS CAPS EN UN DIA WUJUUU
Dos emociones POR LO DEL BESO LOCO YO SE QUE NO SE LO ESPERABAN ASI QUE LLOREMOS TODAS POR ESTO, QUIERO LLORARBueno me calmo. Una amiga, corazona de mi ser, Lexy preciosa, esto es para vos que querías leer. Espero que te guste.
Voten, comenten peques, y nos leemos en el proximo cap. Las amoo

ESTÁS LEYENDO
Detention »Raura«
FanfictionDos jóvenes: »Maleducados » rebeldes » independientes. Jóvenes. »Todos los derechos reservados«